martes, 9 de enero de 2018

(Varias) The Secret -Serial- Capítulo 5



Capitulo quinto


            El anochecer había llegado finalmente tras pasar el día organizando todo lo que necesitaban para poder hacer aquella invocación que su Diosa tanto necesitaba realizar para poder ganar la contienda que llevaba esperando desde hacía siglos. Las tres sacerdotisas lo tenían todo preparado en la playa junto al acantilado en cuyo interior se encontraba el templo tallado que se había convertido en su hogar y lo único que debían hacer en ese momento era esperar a la señal para realizar su papel en aquella historia. A lo largo y ancho de Cosmic Earth, en los diferentes templos dedicados a la Diosa de la Paz, debían de estar como ellas, aguardando el momento oportuno. Quizás no fueran demasiadas las sacerdotisas que la veneraban, quizás el poder que pudiera concentrar no fuera mucho, pero cualquier cosa que pudieran hacer por ayudar a su Diosa, la harían.


            XuanYi observaba detenidamente cómo el sol empezaba a sumergirse en las aguas del mar, en el lejano horizonte, bañando el cielo de un color rojo intenso como la sangre, algo que hizo que la joven sintiera un escalofrío por todo su cuerpo. Los atardeceres en aquel lugar solían ser anaranjados, rosáceos o dorados… pero jamás de aquel color. Un mal sentimiento se instaló en su corazón, pero la chica trató de ignorarlo y relajarse porque tenía que tener todos sus sentidos puestos en lo que debía hacer. Una vez el sol se ocultó del todo y las estrellas en el firmamento fueron completamente visibles, la dulce voz de su Diosa dio la señal que tanto habían estado esperando y las tres sacerdotisas recogieron sus incensarios para purificar el lugar y comenzar con el ritual.  

            Debían dar doce vueltas alrededor de la estructura con forma de cubo que hacía las veces de canalizador de la energía espiritual moviendo levemente en incensario de un lado al otro y después debían buscar sus poderes espirituales en su interior y hacer que éstos aparecieran en sus manos, con ellos allí, debían dar otras doce vueltas en sentido contrario antes de enviar sus poderes al canalizador para poder completar el ritual.

            XuanYi miró a sus compañeras mientras se colocaban. Ambas parecían nerviosas, una porque solo era la segunda vez que tenía que realizar un ritual para su Diosa y la otra porque era la primera vez que hacía algo como aquello. La chica entendía que se sintieran de aquella forma, pero debían relajarse para que todo saliera bien y debían alejar cualquier duda que sus mentes pudieran albergar.

            —No temáis. Todo saldrá bien —les susurró—. Estaré aquí para ayudaros en todo lo que pueda y la Diosa vigilará nuestros movimientos para que todo sea correcto.

            LuDa y MeiQi asintieron, moviendo su cabeza de forma lenta y después, ambas inspiraron profundamente tratando de relajarse. Una vez XuanYi vio que estaban concentradas en lo que debían de hacer, la chica dio la señal y el ritual para llamar a la estrella comenzó.

Sus pies descalzos se hundían en la arena mojada y en las pequeñas olas que rompían contra la playa mientras daban vueltas lentamente y de forma sincronizada alrededor del canalizador, meciendo suavemente el incensario. Después, con éste aun en sus manos, las tres sacerdotisas comenzaron a buscar sus poderes espirituales y XuanYi y MeiQi lo lograron al instante. La mayor de las tres echó un vistazo a LuDa y decidió abandonar su posición durante unos segundos para poder ayudarla y que la chica pudiera conseguirlo también. Unieron sus manos y pusieron sus frentes juntas, cerrando sus ojos durante unos segundos, hasta que LuDa se separó finalmente de ella, habiendo conseguido su propósito. Tras esto, giraron en sentido contrario las doce veces que debían hacerlo y, cuando lo hicieron, empezó a formarse sobre sus cabezas una circunferencia de luz con símbolos y palabras tan antiguas que ninguna de ellas pudo descifrar. Una vez el círculo estuvo completado, lo único que les restaba por hacer era enviar las pequeñas bolas de luz verdosa en las que habían acumulado sus poderes espirituales hasta el canalizador y su misión quedaría completa.

★★★

            En el antiguo reloj de pie que había pertenecido a su abuela y que se encontraba en la buhardilla resonaba el tic tac del segundero en el silencio del lugar. Ninguna de las tres se dirigía una simple palabra y la tensión en aquella habitación podía cortarse con un cuchillo. El momento en el que sus habilidades como brujas se iban a poner a prueba estaba a punto de llegar y el nerviosismo y las dudas sembraban sus mentes mientras esperaban a que aquella voz que le había hablado a DaWon volviera a aparecer y las comenzara a guiar en lo que debían hacer.

            DaWon estaba inquieta, caminando de un lado a otro con pasos rápidos que no producían ruido alguno gracias a la moqueta; mientras que las gemelas se encontraban sentadas en el sofá, la una al lado de la otra, tomándose de las manos fuertemente, como si quisieran transmitirse las fuerzas que le faltaran a la contraria. El libro en el que DaWon había encontrado las respuestas a la mayoría de sus preguntas reposaba sobre el poyete de la ventana, a través de la cual se podía ver la oscura noche cubierta por el manto de aquellas nubes negras artificiales que llevaban allí desde el día anterior.

            “Es el momento” se escuchó resonar en la habitación, ahogando el ruido del tic tac del reloj y sobresaltando a las gemelas “Recoge el libro de los cielos y usa un péndulo sobre él, abriéndolo por la mitad, en el final del capítulo en el que habla de las estrellas. Cuando el círculo de invocación aparezca, clama por su ayuda”.

            Al escuchar aquella voz, DaWon rápidamente se dirigió hacia el lugar en el que reposaba el libro para tomarlo y después fue hacia las estanterías, donde buscó en una de las cajas de madera que contenían diferentes artilugios que canalizaban la magia hasta encontrar un péndulo dorado y de forma oval. Tras obtener todo lo que la voz le había pedido, la bruja se sentó en el respaldo del sofá, en el hueco que habían dejado SooBin y DaYoung para que hiciera y buscó la página que le había sido dicha, sintiendo su corazón latir de forma rápida. En cuanto halló la página deseada, miró a las gemelas y éstas colocaron sus manos sobre sus muslos, comenzando a infundirle sus energías.

            La mayor empezó a notar el torrente de poder de las gemelas recorrer cada fibra de su ser hasta que estuvo colmada por éste y en ese momento colocó el péndulo sobre el libro. El péndulo comenzó a describir círculos lentamente sobre la página en blanco al final del capítulo, empezándolos de forma amplia y poco a poco cerrando su circunferencia hasta que ésta fu de apenas unos centímetros, en ese momento, sobre la página del libro se comenzó a dibujar un círculo de invocación como nunca antes la bruja había visto, lleno de símbolos antiguos que apenas si era capaz de entender. Sin embargo, antes de que pudiera tratar de descifrarlos siquiera, la energía de su cuerpo fue canalizada hasta sus ojos de forma repentina, volviéndolos de un tono verdoso y dorado y DaWon supo que era la hora de pedirle a los cielos que enviaran una estrella a Cosmic Earth.

            En ese momento, el círculo de invocación comenzó a dibujarse también en el suelo de la habitación y ésta se iluminó con una luz verde que no era de su mundo, inundando la habitación con una magia muy antigua y poderosa. Fue en ese mismo instante, cuando las voces de las tres brujas se alzaron en el silencio de la habitación y clamaron a los cielos, tal y como se les había pedido.

★★★

            El sol se alzaba en su punto más alto en su recorrido por el cielo cuando YeoReum salió de entre los árboles del Bosque Sagrado, seguida de su fiel compañero en su forma animal, y se adentró en el claro en el que se encontraban los obeliscos de amatista dispersos, formando una circunferencia que apenas era apreciable desde la posición en la que se encontraba, pero desde el cielo, desde donde las aves a las que había rozado sus conciencias observaban aquel lugar, era claramente visible. La elfa estaba preparada para llevar a cabo la parte que le tocaba en el enorme plan que había sido trazado siglos atrás y que sus antepasados habían transmitido de generación en generación hasta que había llegado el momento, cuando YeoReum era la encargada de realizar aquel cometido, un cometido que sentía que se le quedaba grande. Aun después de las semanas que había pasado en el lugar, practicando para poder controlar todo el poder natural de aquel bosque, la joven sentía que no estaba del todo preparada.

            Sin embargo, aunque pensaba que no estaba preparada, no tenía más remedio que realizar su deber… y el momento había llegado, los seres vivos del bosque —aquellos que habían comenzado a enfermar y a morir por el poder maligno que acechaba al mundo— le habían transmitido aquel mensaje y YeoReum iba a responder a la llamada.

            La joven caminó alrededor de los obeliscos, rozando con las yemas de sus dedos su superficie lisa y pulida, sintiendo el poder que éstos albergaban y notando que todavía podían albergar mucho más en su interior. Un escalofrío recorrió su columna vertebral, haciendo que se quedara estática durante unos segundos en su posición y que después dirigiera su mirada al cielo.

            Las densas nubes negras que lo habían cubierto estaban desapareciendo poco a poco, dejando ver el cielo azul celeste sobre su cabeza. Aquellas nubes densas habrían cubierto todo el planeta y ahora se retiraban, algo que hizo que la elfa se sintiera mucho más confiada porque ni siquiera había empezado a realizar su cometido, pero lo que las otras a quienes les había sido confiado lo mismo que a ella había servido para que las nubes se replegaran y comenzaran a desaparecer del cielo. YeoReum esbozó una pequeña sonrisa en sus labios y después se preparó.

            La elfa cerró sus ojos y se concentró, dejando su conciencia vagar por el claro, rozando la energía natural que fluía a su alrededor y que, de forma inevitable, la guiaba hasta las piedras junto a las que se encontraba. YeoReum no se resistió a aquella fuerza y se dejó envolver por ella hasta que la notó en cada fibra de su ser, fue entonces cuando comenzó a canalizarla toda hasta los obeliscos para que albergaran el máximo poder que ella pudiera manejar.

            El tiempo dejó de tener sentido para ella, concentrada en su tarea al máximo; el espacio también dejó de cumplir su cometido de envolverla puesto que se encontraba muy lejos del mundo real y la energía natural era lo único que la rodeaba. Aquello le había pasado en otras ocasiones, aquello era una señal de que algo iba realmente mal, pero tal y como siempre le había sucedido, YeoReum era incapaz de salir sola de aquella espiral de poder.

            “MinHyung” pensó.

            E inmediatamente después de que aquel pensamiento ocupara su mente, sintió los brazos de aquel al que había llamado envolviendo su cintura y llevándola levemente hasta la realidad, anclándola al suelo que pisaba lo suficiente para que no se perdiera en la inmensidad de aquella energía y para que no rompiera el vínculo que ya había sido establecido y así pudiera realizar el cometido que le había sido encomendado. YeoReum se sintió con fuerzas renovadas una vez que MinHyung se unió a ella y utilizó aquellas últimas fuerzas para poder terminar.

            La elfa terminó de reunir toda la energía natural que fue capaz y después la canalizó hacia el cielo utilizando los obeliscos para ello, haciendo que un torrente de luz verdosa ascendiera hacia el firmamento, lugar en el que sería recogida por quien se encargaría de utilizarla para que el mundo siguiera siendo un lugar bello y lleno de vida en el que su pueblo podría vivir sin problemas. Una vez toda aquella energía acumulada abandonó su cuerpo, YeoReum salió de aquel estado en el que se había sumido para poder realizar su papel y cuando volvió a la realidad, sintió cómo sus piernas dejaban de sostenerla y se dejó acunar por los brazos que la envolvían fuertemente.

            —Ya ha terminado todo —escuchó decir a la suave voz de MinHyung en su oído—. Lo has hecho muy bien, mi amor.

★★★

            Habían pasado demasiadas horas desde que la invocación había dado comienzo, demasiadas horas en las que la diosa Bona había estado vigilando que todo saliera bien y guiando a aquellas que no sabían cómo hacer lo que debían para cumplir con su parte en el ritual… pero después de que la noche por fin diera fin y después de haber reunido todo el poder que le había sido envidado desde Cosmic Earth, estaba preparada para realizar la llamada. Solo esperaba que todo hubiera ido bien, que no hubiera habido ningún mínimo fallo en aquel complejo ritual que no hubiera advertido y que no fuera demasiado tarde para llamar a la estrella, porque si era demasiado tarde, no habría esperanza para aquello que había tratado de proteger desde su creación.

            Bona inspiró hondo y cerró sus ojos, concentrándose para realizar lo único que le restaba por hacer. La diosa dejó su mente en blanco y, respirando profundamente en varias ocasiones para relajarse, comenzó a notar cómo el poder espiritual que había recibido desde Cosmic Earth corría por cada célula de su cuerpo, como electricidad, uniéndose a su propia energía y mezclándose para hacerse mucho más fuerte. Todo estaba listo para completar el ritual.

            En ese momento, Bona movió sus brazos formando una elipse alrededor de su cuerpo y después se abrazó ella misma, anclando bien sus pies al suelo de mármol del pedestal en el que la diosa de la paz observaba el mundo humano, para después canalizar toda aquella energía que recorría sus venas fuera de su cuerpo. Abrió sus ojos y alzó su cabeza para ver el círculo de invocación sobre ella, que estaba próximo a completarse. La diosa solo tuvo que esperar unos segundos a que terminara de dibujarse en el cielo y, en cuanto lo hizo, desplegar todo su poder hacia él.

            “A las estrellas que pueblan el firmamento les hago este llamamiento. Por favor escuchad mi petición de auxilio, por favor enviad una estrella que ilumine el oscuro futuro de Cosmic Earth”.

            Una vez la llamada estuvo realizada y el poder compilado a lo largo de la noche abandonó su cuerpo, la diosa de la paz se derrumbó contra el busto dorado de aquel que tendría que combatir, abrazándose a él con las últimas fuerzas que le quedaban porque después de la invocación había quedado exhausta. A partir de aquel momento, solo le quedaba rezar porque su llamada hubiera llegado hacia su destino correctamente y porque la estrella no tardara en llegar hasta allí.

★★★

            Al contrario de lo que la ciencia ha hecho creer a la humanidad, las estrellas que brillan en el firmamento y que solo pueden ser visibles cuando la oscuridad cae sobre Cosmic Earth, no son solo bolas de gas incandescentes alrededor de las cuales giran sistemas planetarios —algunos complejos y otros simples—; las estrellas, en cambio, son divinidades que están dispersas por todo el universo y que sirven de guía para las diferentes gentes que pueblan los distintos planetas que reúnen las diferentes condiciones para hacer posible que los diferentes dioses creadores los llenen de vida. Éstas divinidades, generalmente se mantienen en el cosmos, inmutables a lo que sucede en el universo; pero hay ocasiones en las que las estrellas se desprenden del lugar en el que han estado desde hace millones de años y viajan por el espacio hasta llegar a algún planeta, respondiendo a la llamada que alguien desde ese lugar haya realizado.

            Como divinidades que son, las estrellas tienen diversos poderes y todos ellos están enfocados para hacer el bien y para ayudar a todo aquel que lo necesite… pero no hay muchas estrellas que hayan caído del cielo a Cosmic Earth desde que la revolución científica diera comienzo, algunos siglos atrás. Sin embargo, a pesar de que el mundo se había convertido en un mundo racional, todavía había personas que creían en las estrellas y en el poder que éstas tenían; quizás no eran muchas, pero eran las suficientes y tenían el suficiente poder para llamar a una estrella.

            Por este motivo, porque se produjo una llamada desesperada pidiendo su ayuda, una hermosa estrella se desprendió de su lugar en el firmamento y comenzó su rápido viaje a través del universo en dirección a Cosmic Earth, a pesar de que se encontraba a muchos millones de años luz del planeta. No tardaría demasiado tiempo en llegar porque la energía que había llegado hasta ella había sido tan fuerte que la estrella sintió que la llamada había sido desesperada y que no había ni un solo momento que perder o puede que cuando llegara, fuera demasiado tarde.

            Y YeonJung, la estrella reclamada, llegaría a tiempo para ayudar a quienes precisaban de su ayuda.

★★★

            La figura de un hombre, translúcida y envuelta entre las tinieblas observó atentamente el momento en el que la estrella reclamada comenzó su descenso hacia el lugar desde el cual había sido llamada. Estaba seguro de que no tardaría mucho en aparecer caminando sobre Cosmic Earth y también estaba completamente seguro de que, en el mismo instante en el que la estrella llegara, su tiempo en la prisión a la que había sido confinado desde hacía siglos, se acortaría de forma rápida. Ya había recuperado la mayoría de sus poderes y no le restaba mucho tiempo en aquel lugar que había odiado desde el mismo momento en el que había sido confinado en él.

Cuánto había anhelado que por fin llegara aquel día era algo que solo sabía él, el día en el que por fin llevaría a cabo su venganza contra aquellos que lo habían despojado de la práctica totalidad de su poder y que lo habían exiliado al lugar frío y muerto en el que había sobrevivido, alimentado por su propio odio. Cuánto había deseado poder escapar de aquel lugar, cuánto había necesitado volver a mirar a la cara a aquella mujer que había sido su perdición. La diosa pagaría por todo lo que le había hecho, la diosa obtendría un castigo peor que el que él había sufrido para que sintiera en su propia piel su venganza.

La sombra que una vez había sido TaeYong, el dios de la guerra, esbozó una sonrisa en su rostro, una sonrisa que anunciaba que la cuenta atrás para su regreso estaba a punto de finalizar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Tus comentarios son importantes para que el blog siga creciendo!