martes, 14 de noviembre de 2017

(JaeSeong) Answer Me 1994 -Mini serial- Capítulo 2


Part II
Busan boy vs Seoul boy


            Los exámenes estaban a la vuelta de la esquina, solo quedaban un par de semanas para que comenzaran y las clases habían finalizado, por lo que JaeYoon había pensado en utilizar todo aquel tiempo que iba a tener libre para dedicarse en cuerpo y alma a estudiar y sacar las mejores notas posibles; sin embargo, el chico no había contado con cierta persona que estudiaba lo mismo que él y que los planes del mayor iban a ser tan distintos a los suyos y lo iban a incluir. JaeYoon no tenía ni idea de que InSeong lo iba a “invitar” al MT organizado por algunos de los chicos del último curso de su facultad —aunque más bien lo obligó a ir haciendo valer su posición de sunbae y el menor no pudo negarse a aquello porque lo había hecho delante de un montón de personas, en mitad de los pasillos de la universidad—.


JaeYoon cerró sus ojos fuertemente y se llevó las manos a la cara tratando de esconder la expresión de asesino en serie que se instaló en su rostro al recordar el motivo por el cual en aquellos momentos se encontraba sentado junto a InSeong en el autobús camino a algún lugar perdido de la monte en el que no harían más que senderismo hasta quedar reventados y jugar a estupideces bebiendo alcohol como cosacos. Tenía muchas ganas de matar al mayor a pesar de que en los últimos tiempos había comenzado a tolerarlo más y, quizás, a llevarse algo mejor con él por haberlo obligado a aquello… pero aunque había tratado por todos los medios saltarse aquella excursión, no había tenido escapatoria y ya no tenía nada más que hacer que apechugar hasta que el MT finalizara para volver a casa y aprovechar el resto de días que le quedaban para estudiar duramente para los exámenes.

—¡Vamos a pasarlo de maravilla! —le gritó InSeong en la oreja, sacándolo de sus pensamientos y JaeYoon se giró hacia él con la intención de pegarle, pero se contuvo porque en aquel lugar, si le pegaba a un sunbae, declaraba su sentencia de muerte.
—No lo creo —contestó en cambio, tratando de tranquilizarse.
—Verás cómo van a pasar cosas increíbles —replicó el mayor, con una sonrisa de oreja a oreja—. Durante los MT siempre parece que haya magia por los alrededores.

JaeYoon simplemente le puso mala cara al otro porque obviamente no creía que la magia existiera y menos que se hiciera presente cuando los alumnos de las diferentes facultades del país se fueran de MT y siguió tratando de aislarse del ruido que había en el autobús, de los compañeros de carrera cantando a grito pelado las canciones del momento y de InSeong queriendo que se uniera a la fiesta que tenían allí montada. El menor no tenía ganas de fiesta porque sabía perfectamente que todavía le quedaba un día demasiado largo por delante como para desperdiciar las energías cuando todavía no había ni amanecido.

Y efectivamente, JaeYoon supo que había hecho lo correcto al tratar de no seguirles el ritmo a sus compañeros en el autobús por la mañana temprano cuando nada más llegar al lugar en el que pasarían los siguientes dos días y soltar sus pertenencias, los de último curso anunciaron que tenían que llegar a la cima de la montaña antes del mediodía y que una vez almorzaran habría algunos juegos más preparados hasta que fuera cayendo la noche y tuvieran que regresar a la zona de las cabañas, en la que habían alquilado un par para alojarse el tiempo que iba a durar aquel MT.

Muchas horas después, todas las personas que habían ido a aquel “campamento organizado para reforzar los lazos entre los estudiantes de diferentes cursos” se hallaban sentadas formando un círculo en la más amplia de las cabañas, con un montón de botellas de diferentes tipos de alcohol dispersas por toda la habitación, esperando a ser vaciadas en los próximos momentos. JaeYoon se sentía un poco incómodo porque realmente no conocía a mucha gente allí —solo a algunos de sus compañeros de clase que se habían atrevido a ir y a InSeong— por lo que estaba completamente seguro de que sería a él a quien le caería tener que beber la mayoría de las veces —o eso era lo que le había contado que sucedía en los MT por la noche su vecino, que ya había terminado sus estudios—.

Los sunbaes comenzaron a mezclar todas las botellas que habían llevado en una olla enorme de las especiales para hacer ramyun, haciendo que JaeYoon se sintiera algo preocupado porque tanta mezcla de diferentes bebidas no debía de ser bueno. Sin embargo, no podía decir nada porque se señalaría y, en aquellos momentos, solo quería pasar desapercibido e, incluso esconderse lo máximo posible detrás del cuerpo de InSeong, que se encontraba a su derecha. Sin embargo, lo único que podía hacer en realidad era esperar a que terminaran de mezclar el alcohol y rezar para que comenzaran con la ronda en un lugar cercano a él y no tener que ser el último y por eso tener que beberse todo lo que quedara en la olla.

—Ahora vamos a echar a suertes quién comenzará a beber y esa persona decidirá quién le seguirá —dijo uno de los sunbaes.

En ese momento, comenzaron a dar unos papeles a todos los que se habían concentrado en aquel lugar en los que tenían que escribir sus nombres para echarlos luego a un cuenco y mezclarlos para sacar a la persona afortunada. JaeYoon metió su papel deseando ser él el primero, pero aquel día la suerte no estaba de su parte, realmente. Llamaron a una chica que se encontraba a tres personas de distancia y ésta, en vez de señalar en su dirección para que le tocara pronto, señaló la contraria. Pero aunque no le había tocado beber de los primeros, al menos se iba a poder librar de ser el último. JaeYoon esperó su turno pacientemente y cuando InSeong le dio un trago largo y vio que no quedaba tampoco demasiado dentro de la olla, se sintió algo mejor por el pobre diablo al que le había tocado ser el último, porque no tendría que beber tanto. Le dio un trago largo y se lo pasó al siguiente para que hiciera lo propio, sintiendo la mezcla alcohólica bajarle como fuego por la garganta.

De madrugada, cuando ya pocas personas quedaban conscientes en la habitación, se echaron a dormir en los huecos que quedaban entre los cuerpos tirados en el suelo que ya llevaban un tiempo durmiendo la mona. JaeYoon había aguantado bastante bien la noche y se sentía orgulloso por ello, realmente orgulloso, así que, no le importó en lo más mínimo tener que echarse a dormir junto a InSeong, cuando no había prácticamente separación entre sus cuerpo. Estaba bastante borracho, así que, no le importaba absolutamente nada, solo tenía sueño y algo de frío porque habían dejado las ventanas abiertas, por eso, tampoco le importó lo más mínimo que el mayor se pegara a su cuerpo tanto que todas las partes de sus cuerpos estuvieron en contacto. JaeYoon se durmió profundamente acunado por los brazos de InSeong.

En algún momento, en sus sueños, JaeYoon escuchó la voz del mayor susurrando algo que no podía entender. En el sueño, el chico abrió sus ojos y se encontró el rostro de InSeong a escasos centímetros del suyo, sonriéndole de forma encantadora, haciendo que otra sonrisa en respuesta se extendiera por su rostro sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Justo después, InSeong llevaba una mano a su rostro y le retiraba el flequillo de los ojos, para a continuación rozar con las yemas de sus dedos la mejilla que no tenía apoyada contra el suelo duro de aquella habitación en penumbra.

“Me gustas” dijo el InSeong de su sueño y justo después salvaba la distancia que quedaba entre sus rostros para darle un beso en los labios que JaeYoon no supo por qué respondió.

            A la mañana siguiente, cuando JaeYoon se despertó, se dio cuenta de que justo a su lado había un hueco vacío que con anterioridad había tenido que estar ocupado por alguien, pero por más que intentó recordar, solo un dolor punzante le atravesaba el cerebro de parte a parte. Por ese motivo, el chico dejó de querer averiguar quién había dormido a su lado y cuál era el sueño que había tenido esa noche que todavía sentía en el fondo de su mente, pero del que no podía ver ni un solo fragmento.

응답하라 1994

            A pesar de que la época de exámenes fue dura para JaeYoon, puesto que todos los que había hecho en las distintas etapas en el instituto no habían sido para nada complicados si los comparaba con los que había tenido que hacer en la universidad —ni siquiera el examen de acceso que había hecho para poder entrar a aquel lugar había tenido tanta dificultad como los que hizo en aquel primer semestre en la universidad… y algo le decía al chico que aquello no era nada comparado con lo que iba a llegar cuando fuera avanzando en la carrera— había sido un tiempo bastante satisfactorio. JaeYoon sabía que había dado lo máximo de sí mismo y en los resultados se vio perfectamente lo mucho que se lo había currado. De aquella forma, podría mantener la beca que le daba acceso a poder estudiar en la capital, tan lejos de su tierra natal.

            Acabados los exámenes y con las notas ya en su poder, JaeYoon sintió que absolutamente nada le iba a aguar lo bien que se sentía, lo feliz que era por haber salido airoso de aquella batalla y lo emocionado que se sentía por volver a casa en un par de días aunque no se pudiera quedar siquiera un mes completo en el lugar porque tendría que regresar a Seúl a hacer el papeleo para el siguiente semestre en la facultad. Pero por el momento, iba a disfrutar de las vacaciones que comenzarían en cuanto terminara de hacer su maleta.

            —Voy a bajar —le comentó YoungBin, llamando su atención y haciendo que sacara la cabeza del armario—. Ya he terminado de arreglar mis cosas, así que voy a ayudar a preparar la fiesta.

            JaeYoon asintió a aquellas palabras y después le aseguró que no tardaría en bajar. El mayor salió entonces de la habitación y el chico siguió a lo suyo, seleccionando la ropa que se llevaría y también los apuntes que no le volverían a hacer más falta durante la carrera para no ocupar tanto espacio en la habitación compartida, porque al final de aquel semestre habían acumulado ambos demasiados chismes y cosas de la facultad y ya casi ni cabían dentro. Estaba tan atareado y concentrado en su tarea, que no se dio cuenta de que el tiempo había pasado rápido y que aún no había terminado cuando las personas ajenas a esa casa que estaban invitadas a la fiesta —InSeong y HyeJeong— ya habían llegado, solo se dio cuenta de este hecho cuando alguien tocó a la puerta de la habitación.

            Generalmente, en aquella casa no se tocaban a las puertas, simplemente se entraba sin anunciarse, así que, JaeYoon supuso que debía de ser alguien externo el que había llamado a la puerta. El chico dejó del taco de papeles que estaba revisando en el suelo a su lado y se levantó para abrir la puerta, encontrándose al hacerlo a un sonriente InSeong apoyado en el marco de ésta, como si estuviera encantado de verlo. La verdad era que, desde que habían vuelto del MT no se habían visto, al menos no de cerca, porque en la asignatura que compartían lo había visto llegar para hacer el examen y en algún momento lo había visto en la biblioteca estudiando. Como ambos habían estado tan ocupados estudiando para los exámenes, tampoco habían querido molestarse el uno al otro —de la misma forma, apenas había visto a los inquilinos de la pensión porque sus horarios no habían coincidió más que en las horas de las comidas… y a veces ni eso—.

            —Me han mandado a buscarte porque no bajabas —dijo a modo de saludo el mayor. JaeYoon alzó una ceja, sin creer que lo hubieran mandado a él a buscarlo cuando era uno de los mayores del lugar, en todo caso, habrían mandado a YoungKyun, a quien siempre tenían de recadero—. Bueno, en realidad han dicho que aún no habías bajado y que alguien debería avisarte de que ya estaba todo listo y me he ofrecido voluntario.

            Aquella explicación le cuadraba mucho más al chico, así que asintió y después se dio la vuelta para recoger un poco el desorden que había formado con los apuntes, porque cuando volviera a subir, después de beber, estaba seguro de que no iba a querer recoger nada, solo echarse a dormir la mona.

            —En un minuto termino de recoger esto y bajo —le dijo a InSeong, dándole vía libre para que se fuera tranquilo después de haber recibido su aviso.
            —Creo que sería más rápido si te ayudo —respondió el otro.
            —Como quieras —murmuró JaeYoon, encogiéndose de hombros—, aunque no creo que tarde mucho en mover algunos folios.

            InSeong se adentró en la habitación y comenzó a mover los tacos de folios con los apuntes que el menor había tomado durante todo el semestre, colocándolos en la esquina más alejada de la habitación para que no molestaran. Con la ayuda de InSeong apenas tardó un par de minutos en hacer aquello y mentalmente le dio la razón al mayor con respecto a que con su ayuda seguro que terminaban antes, porque si JaeYoon lo hubiera hecho solo, se habría puesto de nuevo a ojear los papeles.

            —Tienes una letra curiosa —le comentó InSeong—, al menos yo no la entiendo muy bien, no sé cómo tú puedes hacerlo y encima sacar tan buenas notas.

            JaeYoon se sorprendió al escucharlo decir aquello porque no se esperaba que el otro le dijera algo por el estilo después de comentar que su letra era fea. No le había dicho a ninguno de la pensión las notas que había sacado, solo que había aprobado todo, así que, el otro debía de haber visto todas las listas con su nombre en la facultad. Sin embargo, no tenía sentido que lo hubiera hecho, ya que solo compartían una asignatura, las demás no.

           —¿Cómo…? —empezó a preguntar, pero el mayor respondió antes de que finalizara su pregunta.
            —Al ver que tenías tan buena nota cuando fui a mirar la mía, me dio curiosidad por saber cómo lo habías hecho en las demás y le pregunté a la mujer de secretaría que me dejara ver tus notas —dijo.
            —Pero eso no es legal, ¿no? —cuestionó JaeYoon—. No pueden enseñarle el expediente de nadie a alguien cualquiera.
            —Pero yo no soy alguien cualquiera —replicó InSeong, guiñándole un ojo, algo que frustró al menor porque le recordó al InSeong que conoció meses atrás, al InSeong al que no se quería acercar por nada del mundo.
            —La próxima vez que tenga que ir a secretaría daré instrucciones para que nunca jamás te enseñen mis notas.
            —Bueno, en ese caso solo tendré que darme una vuelta por todos los departamentos cuando estén las listas con las notas y así podré saberlas.

            Y tras decir aquello, InSeong salió de la habitación para dirigirse a la planta baja. JaeYoon se tuvo que morder el interior de la mejilla para no gritar de frustración porque se había olvidado de lo insufrible que el otro podía llegar a ser debido a que en los últimos tiempos no se habían llevado tan mal y se recriminó por ello. Kim InSeong seguía siendo como cuando lo había conocido, a pesar de que también tuviera otras facetas.

            JaeYoon respiró hondo para calmarse y, en cuanto lo hizo, salió también de la habitación y se dirigió a la planta baja. Mientras descendía por las escaleras, pudo ver cómo en el salón habían acampado todos y cómo en la televisión estaba pausada el inicio de alguna película, mientras en el suelo había un montón de aperitivos y de botellas de soju y cerveza —también había zumo para el menor de edad—. Todos estaban repartidos entre los sofás y el suelo, no dejando más que el espacio junto a InSeong libre, quien lo invitó a sentarse allí palmeando la madera con su mano. El chico no pudo hacer otra cosa más que suspirar y sentarse en aquel lugar, agarrando justo después uno de los botellines de cerveza, dispuesto a disfrutar de la película, la que sea que hubieran puesto, en vez de fijarse en la persona que tenía al lado y que tanto lo frustraba.

            En cuanto JaeYoon se acomodó, alguien le dio al botón del play para que la película comenzara y cuando el chico vio el título, no pudo evitar sonreír. El último Mohicano había sido una sensación un par de años atrás, pero ninguno de ellos había podido ir al cine porque en ese momento todos eran menores de edad, así que, habían estado hablando en una de sus reuniones para beber de que en algún momento tenían que alquilarla y verla juntos. JaeYoon no pudo evitar sentirse emocionado porque por fin la vería, después de tanto tiempo esperando por ello, así que se acomodó lo mejor que pudo y se dispuso a disfrutar de aquella maravillosa historia.

            Sin embargo, a pesar de que todos habían querido verla desde hacía muchísimo tiempo, a medida que la película fue avanzando, las personas que se encontraban en el salón comenzaron a ponerse más y más cómodas hasta que algunos acabaron durmiéndose. JaeYoon se dio cuenta de que aquello había sucedido al ir a coger otra cerveza y ver que solo MinAh estaba viendo realmente la película. YoungKyun y SangHyuk estaban tirados en el suelo durmiendo a pierna suelta, mientras que ChanMi se había acurrucado en el sillón y HyeJeong había recargado su cabeza sobre el hombro de YoungBin y éste estaba mirando hacia la cocina como si fuera lo más interesante del mundo. InSeong tampoco se había quedado dormido, al menos no por el momento, porque estaba comiendo sin prestar atención a nada más, pero llevaba bostezando toda la película, JaeYoon lo había visto por el rabillo del ojo.

            La verdad era que aquella película no era tan interesante como la habían pintado, pero tampoco era para que todos se quedaran dormidos de aquella forma. Sin embargo, poco después, JaeYoon también comenzó a sentir los efectos de no haber dormido mucho durante la época de exámenes y comenzó a bostezar también. En ese mismo momento, sintió un movimiento a su lado y vio cómo InSeong se tiraba sobre el suelo y decidía que sus piernas eran la mejor almohada que podía usar para dormir sin dolor de cuello. El menor se aguantó las ganas de apartarlo porque tampoco era nadie para hacerlo, era su hyung y su sunbae, así que, simplemente, aguantó despierto hasta que la película terminó… solo se le quedaron dormidas las piernas.

응답하라 1994

            Cuando JaeYoon llegó a Seúl una semana antes de lo planeado para pasar algo de tiempo relajándose en la capital y visitando algunos de los lugares más hermosos de ella, algo que no había podido hacer durante el semestre debido a que los estudios habían colmado la mayor parte de su tiempo, no se esperaba que solo un par de días después de llegar y, solo habiendo ido con la familia en cuya casa se estaba quedando a Gwanghwamun, ésta se tendría que ir hasta Busan por un asunto familiar. Él había planeado pasar aquellos días yendo de un lado a otro y tratando de que aquella familia disfrutara de un poco de tiempo libre también viendo las cosas que tenían tan cerca y que tampoco habían visitado, pero JaeYoon se empezaba a dar cuenta de que la mayoría de las cosas que planeaba no le salían nada bien. Por ese mismo motivo, simplemente comentó que no tendría ningún problema en cuidar solo de la casa mientras ellos regresaban a Busan para el funeral de la centenaria abuela del señor Jung y para organizar algunas cosas.

            Sin embargo, a pesar de que sabía que aquello era algo inevitable y que había sucedido y no tenía ningún remedio, se sentía un poco decepcionado por no poder cumplir con todo lo que había planeado… y por quedarse solo en aquella casa tan grande durante al menos una semana —porque la familia no volvería hasta que no lo tuvieran todo arreglado y, porque la primera persona que llegaba a la Pensión FNC, SangHyuk, no iba a llegar hasta el siguiente viernes—. JaeYoon se resignó, por tanto, a pasar todos aquellos días con solo su compañía y encerrado en casa, sin poder hacer aquellas pequeñas excursiones que con tanto cuidado había planeado. Pero de la misma manera que en los planes de JaeYoon no estaba quedarse solo cerca de una semana en la pensión, tampoco entraba en sus planes el chico de Seúl, InSeong.

            A la mañana siguiente de haberse ido los dueños de la casa con sus hijos, alguien llamó a la puerta y cuando el chico abrió, se sorprendió al ver que allí se encontraba InSeong, con una sonrisa deslumbrante en su rostro.

            —¿Qué haces aquí? —preguntó JaeYoon al verlo, olvidándose de toda formalidad y de saludarlo incluso porque no lo esperaba allí.
            —Hola, primero —dijo el otro, dando un paso adelante—. Al menos esperaba un saludo y un “cuánto tiempo sin vernos, te he echado de menos” aunque sé que no te caigo tan bien como tú me caes a mí.

           JaeYoon trató de tragar saliva ante el nudo en la garganta que se le formó ante aquellas palabras. Desde el principio siempre había tratado de mantener las distancias con InSeong por lo que había visto del chico en la universidad, pero con él nunca se había comportado mal o había hecho algo que realmente lo molestara como para hacer que lo tratara de aquella forma. Por ese motivo, JaeYoon comenzó a sentirse un poco mal por el mayor, porque quizás había sido un poco injusto con él cuando realmente no se lo merecía, pero solo en ese momento se había dado cuenta de todo aquello, cuando el otro le había dicho aquellas palabras.

            —Lo siento, de verdad —murmuró JaeYoon, refiriéndose a lo mal que se había comportado con él—. No te esperaba aquí, así que me ha sorprendido verte —continuó—. Si buscas a YoungKyun, está en Busan con la familia.
            —Te buscaba a ti —respondió el otro—. YoungKyun me llamó anoche para decirme que ibas a estar solo en la pensión y que te ibas a aburrir mucho, así que, me pidió que te hiciera un poco de compañía.
            —Oh… —el menor no pudo decir nada más porque no se había esperado que el chico hubiera pensado en algo como aquello.
            —Así que, vamos a pasarlo bien estos días —dijo InSeong, dando otro paso adelante para quedarse a pocos centímetros del cuerpo de JaeYoon, haciendo que ambos compartieran el aliento prácticamente. El menor hizo el amago de echarse hacia atrás, pero el otro simplemente alzó sus brazos y rodeó su cuerpo para apretarlo fuertemente contra el suyo durante unos momentos—. Te he echado de menos, JaeYoonnie —le susurró contra el cuello y un escalofrío le recorrió el cuerpo casi al instante, antes de que InSeong rompiera finalmente aquel inesperado abrazo—. ¿Cómo has pasado las vacaciones? ¿Cómo es Busan? —le preguntó, entrando a la casa—. Nunca he estado en Busan, me gustaría ir, la mayoría de las personas que viven en esta casa son de allí y tengo mucha curiosidad.

            JaeYoon siguió plantado en la puerta durante algunos segundos más, sintiendo todavía el contacto de InSeong a pesar de que éste se había retirado de su lado, pero sacudió su cabeza levemente, saliendo de aquel extraño trance y cerró la puerta, girándose hacia el mayor para responderle sin pensar siquiera.

            —Algún día, si quieres, podrías venir a visitarme.
            —Me encantaría.

            Quizás, los primeros dos días fueron algo extraños para JaeYoon teniendo como única compañía en aquella enorme casa a InSeong, porque aunque estaba acostumbrado  a que pasara muchos días en aquel lugar y a encontrárselo a la hora de las comidas o cuando veían la televisión, no lo estaba a convivir prácticamente veinticuatro horas al día con él; sin embargo, a pesar de no estar acostumbrado a ello, poco a poco, JaeYoon comenzó a disfrutar de cada momento que pasaban juntos en la casa, ya fuera simplemente tratando de cocinar algo mínimamente comestible para ambos con las cosas que había dejado la señora Park o haciendo el vago tirados por el suelo, viendo la televisión o dándoles uso a los viejos juegos de mesa que se encontraban en el lugar. Poco a poco, JaeYoon comenzó a entender el motivo por el cuál todo el mundo caía rendido en las redes de InSeong, pero a pesar de aquella apariencia de jugador nato, era alguien encantador. Aceptar esa realidad le había llevado al menor un poco de tiempo, pero una vez lo hizo, los siguientes días mejoró de forma considerable aquella extraña convivencia entre ambos.

            A un día de que SangHyuk llegara a la casa y ésta dejara de estar simplemente ocupada por ellos dos, JaeYoon estaba casi sumido en el mundo de los sueños cuando escuchó unos golpes suaves en su puerta que terminaron de alejar todo el sueño que pudiera tener.

            —Mmmmm… —murmuró.
            —¿Puedo pasar? —escuchó decir a InSeong a través de la puerta.
            —Puedes, claro —respondió, alzándose del colchón que se encontraba en el suelo y en el que solía dormir junto a YoungBin por la falta de espacio en aquella habitación.

            La puerta se abrió lentamente e InSeong entró a través de ella, dejando que un poco de la luz del exterior que proporcionaba el reciente rayo caído se colara en el cuarto y probablemente iluminara a JaeYoon. El mayor le dedicó una pequeña e incómoda sonrisa y después pasó a la habitación, cerrando la puerta a sus espaldas.

            —Igual te puede sonar un poco extraño —escuchó decir al chico mientras se agachaba a su altura—, pero me siento un poco solo en la habitación de YoungKyun y creo que estoy empezando a escuchar ruidos extraños y…
            —¿Tienes miedo? —le cuestionó JaeYoon, sin poder evitar que una sonrisa se le escapara.
            —No es eso… —respondió el mayor, pero obviamente sí que era eso, porque cuando se escuchó caer un trueno en la distancia, el chico se encogió sobre sí mismo y soltó un pequeño ruidito.
            —Le tienes miedo a la tormenta —afirmó JaeYoon—, es curioso, muy curioso.
            —Solo quiero compañía, allí abajo estoy muy solo…

            JaeYoon amplió su sonrisa sin poder evitarlo y se echó a un lado en el colchón sin pensarlo siquiera, dejándole espacio al mayor para que se echara con él. En algún momento de aquellos días que habían pasado juntos, por fin había dejado de lado aquella reticencia que sentía por el mayor y había acabado bajando todas las defensas que había levantado desde la primera vez que lo había visto. Era algo curioso que lo hubiera hecho de aquella forma, pero así había sido y al JaeYoon actual no le importaba ayudar al mayor con aquel problema.

            —¿Estás seguro? —le cuestionó InSeong.
            —Claro, llevo como medio año durmiendo con YoungBin hyung —contestó—. No me importa que te quedes aquí por una noche.

            Durante unos momentos, InSeong dudó, pero un rayo iluminó la estancia y el chico acabó asintiendo y tumbándose en la cama con él. Todavía hacía algo de calor a pesar de la tormenta y la lluvia que caía fuera, pero a JaeYoon no le molestó que el cuerpo de InSeong se pegara al suyo como forma de protección. En ese momento, el chico se sintió algo extraño, como si ya hubiera pasado por algo parecido, pero no recordaba cuándo ni cómo; también, sintió que era el momento para decir algo que llevaba un tiempo pensando decir.

           —Lo siento —murmuró y, aunque no supo si InSeong lo escuchaba o se había quedado dormido, continuó—. Y yo también te he echado de menos.

응답하라 1994

            Una vez comenzó el siguiente semestre, JaeYoon se dio cuenta de lo mucho que había cambiado su vida comparándola con cómo ésta había sido los meses anteriores, cuando era alguien nuevo en la facultad que apenas hablaba con nadie y que pasaba los días en la biblioteca, solo, tratando de hacer todas las cosas que le mandaban, calentándose la cabeza para entender lo que no entendía —o con la ocasional ayuda de InSeong cuando de verdad era incapaz de encontrar la respuesta—. Después de haber pasado cerca de una semana viviendo solo con InSeong, habían limado todas las asperezas entre ambos y JaeYoon se había dado cuenta de que había estado siendo muy injusto con el otro durante todo aquel tiempo y había acabado aceptando su compañía y su amistad. Eso era lo que había hecho que su vida en la facultad cambiara totalmente —porque aunque en el semestre anterior, había muchas veces en las que el otro lo había buscado y lo había acompañado en clase o por los pasillos, el menor siempre había estado incómodo a su lado, algo que ahora ya no sucedía y el chico estaba disfrutando de absolutamente todo lo que le mostraba InSeong—.

            Pero no solo había cambiado su vida como estudiante, también había cambiado la forma en la que se relacionaba con las demás personas en aquel lugar, abriéndose a conocer a algunas personas, amigos y amigas de InSeong o sunbaes y hobaes. Mientras que en el primer semestre solo había establecido relaciones mínimas con algunos chicos de su clase, ahora había mucha gente a su alrededor que conocía, aunque no los pudiera llamar “amigos”. JaeYoon no estaba completamente solo, gracias a InSeong y, aunque le seguía molestando aquella actitud en la que el mayor se creía el playboy del campus y traía a todas las chicas locas, cuando el chico comenzaba, el menor simplemente trataba de no prestarle ninguna atención. Todavía seguía sin gustarle aquello, pero tampoco era algo que él pudiera cambiar porque era parte de la personalidad del mayor y él no era absolutamente nadie para pedirle que lo dejara de hacer.

            —¿Qué te sucede? —le cuestionó el mayor un día cualquiera que estaban comiendo tranquilamente en la cafetería de la facultad, solos, después de que InSeong alejara a las chicas que se habían acercado hasta ellos porque querían comer a su lado.
            —¿A mí? —dijo JaeYoon.
            —Creo que no hay nadie más en esta mesa —respondió el otro—, claro que te lo pregunto a ti.
            —No me sucede nada —contestó el menor, porque aunque seguramente seguía con el gesto torcido por la reciente visita que habían tenido, no le iba a decir al otro que había sido por aquello.
            —Has torcido el gesto cuando las chicas se han acercado a nosotros —relató InSeong, haciendo que el chico dejara los palillos con los que comía a mitad de camino entre el plato y sus labios para mirarlo. Obviamente, InSeong no era tonto y se daba cuenta de que no le gustaba cuando se ponía en aquel plan, pero si podía evitar aquella conversación, JaeYoon la evitaría.
            —Imaginaciones tuyas —respondió.
            —¿Cada vez que muestro mis encantos con las chicas de la facultad? —preguntó el otro, enarcando una ceja.
            —No sé de qué me hablas —contestó de nuevo JaeYoon, tratando de seguir con la comida, pero le fue imposible hacerlo debido a la mirada fija del mayor. Por ese motivo, simplemente claudicó y tuvo que darle una respuesta, aunque había pensado en no dársela—. En Busan conocí a gente que trataba como tú a las chicas, que iba de flor en flor, buscando el amor en todas y en ninguna a la vez…
            —Yo no… —comenzó InSeong, pero JaeYoon no lo dejó continuar.
            —Uno de esos chicos acabó rompiéndole el corazón a mi hermana menor y desde ese momento no me gustan especialmente las personas que se comportan de esa manera —explicó—. Por eso al principio no quería tener nada que ver contigo.

            Después de explicarlo, JaeYoon se sintió un poco mejor consigo mismo, aunque por la expresión confusa que había en el rostro de InSeong, éste no parecía del todo feliz por lo que había dicho. Después de meses conociéndolo, el menor sabía que realmente el otro no era exactamente igual que los tipos que había conocido en Busan, pero al principio sí que había pensado eso sobre él y por eso se había intentado alejar lo máximo posible. Por ese motivo, torcía el gesto cada vez que fanfarroneaba cuando había chicas a su alrededor o por la forma encantadora con la que las trataba a todas, dándoles un motivo tras otro para que éstas pensaran que tenían alguna oportunidad para salir con él —aunque a juzgar por lo que había visto y lo poco que sabía, ninguna tenía oportunidades porque, al parecer, InSeong era muy exigente con las mujeres—.

            —Entonces… ¿era por eso por lo que me odiabas al principio? —cuestionó InSeong, en voz baja, como si le diera miedo escuchar aquella respuesta.
            —Nunca te he odiado —contestó él—. Solo no me gustaba esa parte de ti… y no me sigue gustando, pero es parte de ti, así que, supongo que tendré que controlar mi cara.
            —Vaya… nunca lo habría pensado… —murmuró el mayor—. No sabía que era por eso por lo que tratabas de evitarme. Trataré de controlarlo, no quiero que ahora que somos cercanos me odies por algo como esto.

            JaeYoon abrió sus ojos, sorprendido, sin poder creer lo que acababa de escuchar porque él no era absolutamente nadie para que InSeong cambiara su forma de ser solo porque algo le molestaba.

            —No tienes por qué… —comenzó, pero el otro lo cortó.
            —No, sí tengo que hacerlo —respondió—. A veces hasta yo creo que se me ha ido de las manos este juego y que debería pararlo. Ya soy popular en el campus, ya no es necesario seguir con esto.
            —Pero…
            —Hoy nos vamos juntos a la pensión —dijo InSeong, cambiando completamente la conversación—. Hemos quedado con todos para beber, ¿verdad?
            —Sí, pero…
            —Sales a las cinco, ¿verdad? —JaeYoon asintió con la cabeza por costumbre—. Entonces te esperaré en la puerta de la clase.
            —Hyung

            Pero en el momento en el que abrió la boca, el mayor le metió en ésta algo de comida con sus palillos para que no pudiera seguir hablando y lo miró fijamente, pidiéndole que dejara aquella conversación y que siguiera comiendo sin decir absolutamente nada más. JaeYoon masticó mientras seguía queriendo decirle algo más al respecto, pero aquella mirada de InSeong hizo que finalmente desistiera de seguir con aquella conversación. No sentía que fuera nada justo, pero también sabía que en aquellos momentos no iba a conseguir nada continuando con aquello, teniendo en cuenta la personalidad del mayor. Por ese motivo, simplemente lo dejó correr en aquellos momentos, sabiendo perfectamente que, en pocos días, seguirían la conversación y le diría lo que pensaba sobre ello.

            Después de comer, cada uno se dirigió a sus respectivas clases y JaeYoon aquel día se pasó las horas pensando en lo que había pasado durante la hora de la comida y en cómo iba a sacar el tema de nuevo, cuando a InSeong se le hubiera olvidado por completo que lo habían hablado.

            Después de clases, cuando salió del aula en la que había tenido la última, se encontró con el mayor en la puerta y, después de un breve saludo, éste le echó un brazo por los hombros como era costumbre en él y se fueron directos hacia la pensión, sin detenerse en ningún lugar mientras hablaban de todo y de nada a la vez. La casa no estaba muy lejos del campus, así que el viaje no fue largo, pero cuando llegaron a ésta, ya se encontraban todos allí, en el salón, incluyendo a un chico de rasgos afilados que JaeYoon nunca antes había visto.

           —Ya era hora de que llegarais —dijo SangHyuk—. Tenemos unas grandes noticias para vosotros.
            —¿Qué grandes noticias? —preguntó JaeYoon.

            El chico soltó su mochila en un rincón e InSeong la dejó también, para después seguir guiándolo agarrándolo por los hombros hasta el sitio en el que se sentaron el uno al lado del otro, mirando a SangHyuk con curiosidad para que éste les explicara cuáles eran las grandes noticias; sin embargo, el chico no habló, sino que fue MinAh la que lo hizo.

            —Este es JuHo —dijo ella, señalando al chico desconocido—. Os he hablado de él en alguna que otra ocasión. A partir de ahora va a venir a algunas de nuestras reuniones… si no os importa, claro.
            —A mí no me importa —murmuró JaeYoon.
            —Yo ni siquiera vivo aquí —respondió InSeong.
            —Perfecto entonces —contestó ella.
            —Por cierto —dijo SangHyuk, llamando la atención de todos—. ¿Vosotros dos no os odiabais? —señaló a JaeYoon e InSeong y ellos no pudieron hacer otra cosa más que reír.

응답하라 1994

            Después de un par de semanas se hizo completamente natural que JuHo se encontrara entre ellos cada vez que iban a hacer algo especial o simplemente, alguna tarde que otra por el simple placer de estar allí con todos y se integró sin ningún problema en la dinámica de aquel grupo —a pesar de que YoungKyun le echara miradas asesinas cada dos segundos porque todavía seguía cayéndole mal por robarle a su querida hermana y, a pesar de que YoungBin lo ignorara la mayor parte del tiempo—. JuHo al principio había sido un poco tímido con todos, pero después había comenzado a hablar por los codos y era bastante divertido. A JaeYoon le gustaba que anduviera por allí porque se notaba perfectamente que quería mucho a MinAh y, aunque ninguno de los dos había dicho que estuvieran saliendo juntos, parecía que al menos estaban pensando en que deberían hacerlo pronto y algunos de los inquilinos de la pensión comenzaron a pensar que debían hacer que todo fuera un poco más rápido.

            —La próxima vez que nos juntemos deberíamos jugar a que uno sea el rey para hacer que ambos se besen —dijo ChanMi un día—, así avanzarán más rápido y MinAh dejará de calentarme la cabeza con que quiere comenzar a salir con él pero está esperando a que JuHo se lo pida formalmente y éste no lo hace porque es tímido.

            Todos estuvieron de acuerdo en que era algo que debía hacerse porque si no iban a pasar muchos más meses de los que ya habían pasado antes de que se decidieran dar el paso adelante y si seguían de aquella forma. Todos menos YoungBin. A JaeYoon le había llamado la atención que siempre que hablaban de JuHo o éste se encontraba allí, su compañero de habitación parecía no encontrarse muy a gusto, así que, esa noche, por fin aprovechó para preguntarle qué era lo que le sucedía.

            —He visto que JuHo no te hace mucha gracia —le comentó, cuando estaban a punto de meterse en la cama para dormir. YoungBin no le contestó, pero se le agrió el gesto, de la misma forma en la que suponía que a él mismo se le agriaba cuando veía a InSeong fanfarroneando con las chicas—. No sé por qué pueda ser, pero me gustaría saber si te sientes mal y ver si podemos hallar una solución para que eso no pase. Somos amigos, después de todo, ¿no?
            —Gracias, Jae, pero no me apetece hablar del tema, de verdad —murmuró el mayor, haciendo que el chico se preocupara un poco más.
            —Pero me preocupas…

            En la semioscuridad de la habitación, JaeYoon vio cómo YoungBin giraba su rostro completamente hacia él, al contrario que anteriormente, y lo escuchó suspirar profundamente. Aquel parecía un tema que le dolía especialmente y del que de verdad no estaba muy dispuesto a hablar, pero el menor lo único que quería era ayudarlo para que no siguiera sintiéndose mal cada vez que JuHo rondaba por el lugar o cada vez que su nombre salía en la conversación.

            —Desde que llegué a esta casa hace más de un año, me enamoré perdidamente de MinAh —murmuró YoungBin, sorprendiéndolo—, pero como no quería faltarle al respeto al señor Jung, no he querido acercarme a ella más de la cuenta… por eso había pensado que en cuanto acabara la carrera y saliera de la pensión, me declararía. Sin embargo, ha llegado este chico antes y le ha robado completamente el corazón y yo no puedo hacer otra cosa más que morirme de celos y de envidia mientras trato de que no se me note.
            —¿Por qué no lo dijiste antes? —no pudo evitar preguntar JaeYoon—. Podríamos haber hecho campaña en tu favor y en contra de JuHo…
            —Porque cuando MinAh estuvo contando la vez que lo conoció estaba tan ilusionada y feliz que no pude hacer nada más que callarme —respondió.
            —Lo siento mucho —murmuró el menor.
            —No es culpa tuya, Jae —dijo YoungBin—. No es culpa de nadie, en realidad, así que, solo me queda esperar porque lo suyo no salga bien o simplemente comenzar a olvidarla y ya está.
            —Si quieres abrazarme esta noche me dejaré sin ningún problema —comentó JaeYoon—, puede que no se pueda hacer nada, pero estoy contigo si lo necesitas.
            —Muchas gracias.

            Después de aquello, ambos se echaron a dormir en el colchón que compartían y JaeYoon se adentró en el mundo de los sueños casi de forma inmediata; pero, aunque estaba profundamente dormido, el chico notó cómo a mitad de la noche, los brazos de YoungBin lo abrazaban fuertemente por la espalda, atrayéndolo contra su cuerpo como si se tratara de un peluche gigante.

            Fue el siguiente fin de semana el que habían elegido SangHyuk y ChanMi para comenzar con el plan que había propuesto la chica, un fin de semana en el que ninguno tenía nada especial que hacer —aprovechando que YoungKyun se había quedado en casa de su amigo TaeYang también— y en el que en apariencia solo iban a beber y a jugar, como solían hacerlo de vez en cuando. Por ese motivo, se habían apontocado en el piso superior, donde no molestarían a los propietarios de la casa y donde luego tenían las habitaciones a mano para irse a dormir cuando lo necesitaran sin tener que matarse subiendo las escaleras. Allí se encontraban todos los habituales, los habitantes de la casa y HyeJeong, InSeong y JuHo, sentados en corro y con varias botellas de alcohol sobre el suelo del lugar, esperando pacientemente a que diera comienzo el juego que tan especialmente había sido preparado para aquella ocasión.

            Ni MinAh, ni JuHo tenían conocimiento de lo que allí iba a suceder, ninguno sabía que todo aquel paripés había sido organizado para ellos por SangHyuk y ChanMi; pero lo que estos dos tampoco sabían era que JaeYoon iba a hacer todo lo posible para que no se pudiera cumplir lo que los otros dos habían planeado porque aunque MinAh era amiga suya y quería su felicidad, YoungBin era todavía más amigo suyo porque además de compartir habitación, compartían cama, por lo que JaeYoon le debía mucha más lealtad al chico.

            —Muy bien —dijo SangHyuk, llamando la atención de todos—. Aprovechando que tenemos a un montón de mujeres hermosas en esta sala, me gustaría hacer que esta noche hubiera besos.
            —¿Qué? —cuestionó MinAh.
            —Sí, mujer, no seas recatada —respondió él, con una sonrisa—. Cogemos cada uno un palo y el que sea el rey que diga dos números y a los dos que le toquen que se besen en los labios, un pico solo, no un morreo de película.
            —A mí me parece bien —dijo ChanMi, siguiéndole el rollo.

Tras ella, todos los demás de esa sala también le dieron la razón, con la excepción de JaeYoon, YoungBin y MinAh, quienes simplemente no dijeron nada.

—Entonces decidido —dijo SangHyuk, cogiendo unos palitos que previamente había estado preparando y tapando con sus manos la parte en la que se encontraban los números y aquel que tenía el carácter chino “” que indicaba cuál era el del rey—. Cada uno de vosotros coged uno y quien tenga el rey que lo enseñe a los demás y diga los dos primeros números que se le vengan a la cabeza.

SangHyuk removió los palitos en sus manos y después los mostró a todos para que fueran cogiendo uno a uno el que más les gustara y así comenzar con el plan. JaeYoon había escuchado que iban a hacer algunas rondas al azar para que nadie sospechara nada, pero que la mayoría iban a tratar de que fueran los escogidos JuHo y MinAh, mirando las personas que tenían a su lado por encima de su hombro para decir a quien le tocara ser el rey en esa ronda qué números tenía que decir. El primer rey de la noche fue ChanMi y ella señaló al azar para que se besaran a los números 3 y 6, los que pertenecían a HyeJeong y YoungBin respectivamente.

—Podéis besaros —dijo SangHyuk, como si se tratara de un cura en una boda mientras recogía de nuevo los palillos con los números.

YoungBin parecía no querer hacerlo y JaeYoon lo entendía, porque si le gustaba MinAh, no era demasiado bueno besar a su mejor amiga; pero aquello realmente era un juego y no tendría que pasar nada. Probablemente el mayor también tuvo aquellos pensamientos y simplemente la besó para que aquel absurdo juego pudiera continuar. Hubo algunos turnos más y en algunos de ellos, hubo magia para que JuHo y MinAh se besaran tal y como la mayoría de los allí congregados quería. En el fondo, JaeYoon lo estaba pasando bien porque estaba viendo cómo todos acababan dándose besos entre ellos —incluso YoungBin y SangHyuk se habían tenido que besar a petición de MinAh— y él aún no había tenido que hacerlo con nadie. Pero todo cambió cuando le tocó a JuHo ser el rey.

—Uno y cinco —dijo.

JaeYoon miró el palo que había cogido y vio escrito en él el número 1, haciéndolo uno de los elegidos. El chico se preparó para darle un beso a quien fuera, pero no esperaba que el número 5 fuera la persona que tenía sentada al lado: Kim InSeong. El mayor le sonrió, enseñándole el palillo y después tratando de acercarse para besarlo en los labios, como si no pasara nada, pero el chico no pudo evitar echarse hacia atrás, con su corazón acelerado por la sorpresa que le había producido que el otro se inclinara rápidamente para besar sus labios.

—Vamos, Jae —le dijo ChanMi—. YoungBin y SangHyuk oppa se han besado también, no es nada.

Sin embargo, aunque los otros también lo habían hecho, él no quería hacerlo, no con InSeong, por lo que se retiró un poco más cuando el otro trató de nuevo de acercarse a él para besarlo. Todos en el lugar comenzaron a protestar y a decirle que era un juego, simplemente un juego, que acabaría el sufrimiento más rápido cuanto más rápido se dieran el beso; sin embargo, al mirar los ojos castaños de InSeong que estaban mirando fijamente sus labios, el chico no pudo evitar sentirse nervioso y querer alejarse todavía más del mayor, pero YoungBin lo tenía sujeto para que no se alejara más. Era muy extraño, porque él no había visto a ninguno de sus amigos sentirse nervioso por tener que besar a otro chico, pero JaeYoon no podía evitar su corazón acelerado por el pensamiento de rozar los labios de InSeong, aunque solo fuera durante unos breves segundos.

—Será rápido, no te preocupes —le dijo InSeong.

JaeYoon comenzó a respirar rápidamente, cada vez más rápido, mientras que InSeong se acercaba hasta él con la intención de besarlo en los labios. En aquellos segundos, el chico se trató de mentalizar en que aquello no iba a ser absolutamente nada, pero le fue totalmente imposible y justo cuando solo estaban a unos pocos centímetros, JaeYoon le giró la cara y los labios de InSeong acabaron rozando su mejilla izquierda. Aquel gesto hizo que un suspiro de decepción generalizado se escuchara en el lugar y, cuando JaeYoon miró al otro, también vio en sus ojos cierta decepción.

—Lo siento —murmuró JaeYoon—. Es que sería mi primer beso y me da cosa…
—También ha sido mi primer beso —replicó MinAh, tapándose la cara tímidamente después de decir aquello.
—Y el mío —también dijo SangHyuk—. Hyung, te has llevado mi primer beso, quiero una compensación —le reprochó a YoungBin y éste simplemente lo ignoró.
—Un beso no significa nada si tú no quieres que lo signifique —comentó InSeong—. A mí no me importa besarte porque no significa nada, pero si de verdad quieres darle tu primer beso a alguien importante para ti, no seré yo quien se ponga en contra.
—Muchas gracias, hyung.
—Eso no vale —dijo ChanMi.


Pero antes de que pudieran decir nada más, JaeYoon cogió la mano de InSeong para darle un beso en el dorso y así acabar con todo. El otro se sorprendió un poco, pero pareció aceptar su decisión… al menos eso fue lo que le pareció a JaeYoon, porque en el momento en el que se descuidó, InSeong tomó su rostro con sus manos para que no pudiera huir y le plantó un beso en los labios antes de que pudiera protestar.


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