jueves, 30 de marzo de 2017

(Leobin) Le beau et la bête -Mini Serial- Capítulo 7




Nota: Quedan unos pocos capítulos para acabar, así que quería preguntaros si queréis un pequeño epílogo al final o no. Bueno eso es todo, espero que disfrutéis de la actualización ¡Hasta la próxima!


Días atrás, cuando la tormenta se había desatado, Taekwoon había estado trabajando en un nuevo proyecto hasta altas horas de la noche. Uno que mejoraría la eficiencia de la compañía, reduciendo costes y facilitando una incorporación de nuevos sistemas tecnológicos.

Pero cuando esta a mitad de escribir uno de los puntos de su propuesta oyó un fuerte golpe proveniente del pasillo. Se suponía que no había nadie en aquella planta más que él. Rápidamente salió de su cuarto y caminó hasta encontrarse la puerta de la habitación de sus padres abierta. Nadie podía entrar ahí. 

De pronto la ira nubló su mente y entró en la estancia, dispuesto a abalanzarse contra el intruso, pero se detuvo nada más adentrarse en esta y comprobar que la habitación parecía completamente vieja y olvidada. No entendía cómo había llegado a adoptar aquel aspecto descuidado, pero tampoco tuvo tiempo para pensar en ello. 

Un rayo había surcado el cielo y, segundos más tarde, un espectacular trueno había golpeado la casa como si fuera una gran ola eléctrica. Taekwoon se tambaleó por la sorpresa y rápidamente buscó algo a lo que agarrarse para recuperar la estabilidad. Y lo encontró, una superficie lisa y de madera junto a él.

Aquello le había desorientado un poco, pronto olvidó para qué había ido hasta allí, de modo que decidió volver a su cuarto y reanudar su investigación. Pero, justo cuando pretendía empezar la marcha, un sollozo a su derecha le advirtió de que no estaba sólo. 

Entonces volvió a mirar a su alrededor y comprendió que había bajado a la cocina a por un tentempié antes de seguir trabajando. A su lado estaba la mesa de desayuno y no tardó en agacharse para descubrir qué o quién había bajo esta.

Lo primero que pudo distinguir fueron un camisón blanco y una melena de pelo castaño. Luego unos ojos brillantes que le observaban con miedo y más tarde, dos ríos de lágrimas que descendían de sus oscuras orbes.

Se trataba de una niña tremendamente hermosa.

Quería preguntar que hacía allí sola, pero fueron otras palabras las que escaparon de su boca.

- Hongbin...

Y, en ese momento, todo se volvió oscuro y borroso. En pocos segundos se encontró sentado en su cama, con una de sus manos estiradas hacia donde había estado esa muchacha hasta breves instantes. Una chiquilla con los mismos rasgos que Hongbin, aunque más suavizados.

Supo porque se había despertado, había dicho alto y claro el nombre del menor, y aquello le había alejado irremediablemente de su estado de semi-inconsciencia.

Pero no lo sentía, gracias a aquello había recordado algo importante y que se había permitido olvidar hacía mucho tiempo. Hongbin y él ya se habían conocido años atrás. Aquella misma tarde, cuando el menor le había contado su temor a los rayos Taekwoon había recordado ligeramente aquella chica. Pero hasta ese momento no había podido recordar su rostro.

Rápidamente salió de su cama y caminó hasta su escritorio. Sobre él descansaba aquel pequeño cuaderno que había permanecido durante años en la habitación de sus padres. Lo había llevado con él de vuelta a su cuarto, pero no había se había sentido capaz de abrirlo. O por lo menos hasta ese momento.

Inspiró profundamente mientras sus dedos acariciaban la superficie de este, acercándose hasta un extremo de su tapa. Y entonces lo abrió, justo por la última página escrita.

"Esta mañana Hongbin y mi querida Eunji han estado ayudando a podar el rosal junto a la cocina. El señor Lee aún no se siente con fuerzas para tocar las flores."

"Han pasado ya dos meses, pero el pobre hombre no puede ni acercarse a ellas. Por eso le encargo otras tareas hasta que se sienta capaz."

"Hemos jugado al ajedrez con Hongbin mientras que el pequeño Wonbin jugaba con una pelota. Eunji y yo nos estamos planteando pedirles que se queden de forma permanente, y cederles para siempre unas habitaciones propias dentro de la casa."

"La familia Lee ya es parte de la nuestra, y ya que Taekwoon vive con su pareja dudo que vuelva a necesitar su parte de la casa."

Así que Hongbin de verdad había estado en la casa de pequeño. No había sido un sueño, él le había visto un día en el que había visitado a sus padres y, debido al mal tiempo, no había podido regresar a la ciudad por la noche.

Hasta entonces creía haberse encontrado con una niña fantasma, o haberlo soñado. Poco a poco empezaba a recordar lo sucedido nuevamente, pero esta vez estaba completamente despierto, y seguro de aquello había sido real.

Había bajado a la cocina en busca de un vaso de agua, pero un triste sollozo junto a él le sorprendió en mitad de la noche.

A su lado estaba la mesa de desayuno y, a simple vista, no había nadie de modo que no tardó en agacharse para descubrir qué o quién había allí.

Lo primero que pudo distinguir fue un camisón blanco y una melena de pelo castaño. Fue por eso que siempre creyó haberse encontrado con una chica.

De inmediato preguntó quién era y porque estaba allí pero la otra persona no respondió y se encogió en su escondrijo.

Taekwoon se acercó aún más y tiró de ella hasta que la hubo sacado de debajo de la mesa. Otro relámpago iluminó la sala y aquella niña se agarró con fuerza a él de pronto. 

Entonces comprendió el motivo de su llanto y porqué se encontraba semi-escondida. Supuso que sería la hija de uno de los empleados de la casa, ya que llevaba un camisón puesto, y que habría salido de la habitación de sus padres por culpa de los truenos.

No era el momento adecuado de levantar a todo el personal, y así poder llevarla con su familia, por lo que la condujo con él hasta el estudio. En este había un gran sofá donde la menor podría descansar hasta la mañana siguiente, pero con la tormenta sobre ellos no pensó en que la niña lo último que podría hacer sería dormir.

Ella sollozaba a su lado, agarrada firmemente a la parte superior de su pijama. Entonces, aún con la pequeña pegada a él, la levantó y dirigió hacia otro lugar. Aquel habitáculo no era otra que la sala de música, donde podía dedicarse a su mayor afición gracias a varios instrumentos y cientos de discos guardados en enormes estanterías. 

Se suponía que en cada viaje que su padre o él hacían traían una nueva adquisición para completar la colección, de ahora, un valor incalculable. Pero su plan en ese momento no era distraerla con aquella barbaridad de discos, en lugar de eso la sentó a su lado en el banco frente al piano y comenzó a tocar.

La música llenó la sala y la menor se empezó a relajar. La lluvia no se oía mientras Taekwoon tocaba para ambos pero los truenos, aunque cada vez más lejanos, le seguían produciendo temblores.

Fue entonces cuando el mayor empezó a cantar para acallarlos. Jamás había cantado para nadie más, y resultaba violento hacerlo frente a una desconocida, pero esta respondió de maravilla frente a aquella nueva solución.

Pronto dejó de oír tronar y un poco mas tarde, conforme la melodía acababa, se sorprendió al ver que la menor se había dormido. A su lado la pequeña estaba acurrucada rodeando su torso con un tierno y tranquilo rostro. Así que, con cuidado de no despertarla, la llevó con cuidado hasta el sofá y tapó a ambos con una manta.

A la mañana siguiente unos golpes le despertaron de su sueño. Y justo tras murmurar un ronco "adelante", el señor Park se adentró en el interior de la sala. Taekwoon iba en pijama y aquello sorprendió al mayordomo, pero fingió que no le resultaba extraño encontrárselo allí de ese modo.

- Señor el desayuno ya está en la mesa, y sus padres esperan a que baje a acompañarles. - informó con tranquilidad parado junto a la puerta.

Él asintió mientras se ponía en pie de golpe y miraba a su alrededor en busca de la niña. Pero no logró dar con ella, extrañamente parecía haber desaparecido sin dejar rastro.

- ¿Busca algo señor? - preguntó el hombre al notar su inquieta mirada.

- Sí, una niña. - respondió mientras daba una vuelta al lugar -. Anoche había una niña en camisón dentro de la casa y la traje aquí.

- ¿Una niña? - preguntó confundido el mayor de los dos hombres - ¿Está seguro? 

- Sí, probablemente la hija de alguno de los empleados.

Pero tras ver la cara confusa del señor Park comprendió que había dicho algo equivocado.

- Señor, discúlpeme pero... - dijo con delicadeza, como si estuviera tratando un tema difícil -. Ninguno de los empleados de esta casa tiene hijas, y creo menos aún que pudieran traerla aquí a noche con el mal tiempo que hacía.

Entonces supuso que se habría tratado de un sueño, ya que también se preocupó de preguntar a otra gente del servicio, pero todos respondieron igual al señor Park. Ahora comprendía que no lo había imaginado.

Esa noche leyó completamente aquel diario de su padre y entendió muchas cosas. Hongbin y su familia eran nombrados constantemente y pudo saber su historia desde la llegada a casa de sus padres.

El señor y la señora Lee habían empezado a trabajar en la casa dos años antes de que sus padres fallecieran. En el diario mencionaba que la mujer se ocupaba de la cocina y las comidas, y el señor Lee de los jardines y plantas del interior. 

Pero también mencionaba a los dos niños de la pareja. El mayor, Hongbin, que solía visitarles con frecuencia y en renacuajo de pocos años, Wonbin.

Decía que eran una familia humilde pero muy querida por los dueños y que pronto se formó una gran amistad entre las dos parejas de adultos. Muchas veces su padre hacía alusión a que sentía a los niños como hijos suyos cuando pasaba tiempo con estos.

También decía cosas sobre trabajo, salud y su verdadera familia, pero eran menos frecuentes. Taekwoon sólo era mencionado cuando hacia un logro en la empresa o llamaba por teléfono a sus padres. A pesar de eso siempre se le describía como un buen hijo un gran hombre y un mejor aún  jefe de negocios. 

Aquello le había abierto los ojos. Sus padres eran felices con la familia Lee y los apreciaban enormemente, mientras que él los había tildado de simple empleados. Empezó a recordar su mal comportamiento frente a Hongbin y su padre y se sintió abochornado. Pero lo peor fue pensar que si sus padres pudieran saber lo que había hecho se sentirían muy decepcionados con él.

Antes de darse cuenta ya había amanecido y oyó el eco de los pasos de Hongbin por la solitaria casa. De pronto, ver como aquel hogar feliz y lleno de vida había sido transformado en una mansión oscura y descuidada le partió el corazón.

De pronto empezaba a cuestionarse la gestión que había hecho de su propio hogar. Había creído que si cerraba la casa nada en su interior cambiaría, que el cálido aroma a sus padres perduraría para siempre. Pero lo que había hecho sin embargo era todo lo contrario.

La casa daba miedo, las gentes del pueblo le habían tachado de monstruo y por poco había dejado que el legado de su padre se arruinara. Hongbin tenía razón, era hora de que aquella casa brillara tal y como lo hizo en otra época.

Con una decisión y valentía abrumadora se encaminó hasta el desván, y una vez allí recogió varias bolsas y cajas de cartón. Cogió todas las que pido y las bajó hasta los pies de la escalera de la entrada, entonces llamó al menor con el corazón acelerado, casi en un ataque de la emoción y nerviosismo.

- ¡Hongbin!

El joven corrió hasta él desde la cocina, y cuando entró en su rango de visión pudo comprobar como el rostro del otro adoptaba una expresión de desconcierto.

- ¿Qué es todo esto? - preguntó nada más llegar frente a él -. Señor Jung. 

- Hoy es día de limpieza, - anunció con una tímida sonrisa - y llámame Taekwoon, el señor Jung era mi padre y me haces sentir viejo. A partir de ahora no quiero más formalismos.

Hongbin se quedó completamente congelado, intentando asimilar lo que acababa de decir el mayor. Pero no le duró mucho, de pronto él también sonrió con complicidad y le cogió de las manos entusiasmado.

- ¿De verdad? - preguntó aún sin creérselo.

- Sí. Primero desayunaremos y luego empezaremos a limpiar toda la casa - comentó -. No espero acabar hoy, ni en un par de días, pero...

- Está bien, iremos a nuestro propio ritmo. - le animó Hongbin.

- Sí, todo cambiará a partir de ahora.

Tras decir aquello sintió una punzada de ansiedad. No estaba seguro de por qué, pero aunque deseaba devolver a la vida su hogar, algo en su interior le decía que se estaba arriesgado a salir malherido.

Iba a remover objetos con recuerdos de su pasado, y empezaba a verse incapaz de deshacerse de ellos por viejos o inservibles que fueran. Pero entonces unos brazos le rodearon y acunaron, devolviéndole lentamente la valentía.

- No vamos a cambiarlo, - le dijo Hongbin - las cosas seguirán en su lugar, sólo que con una mejor apariencia.

Taekwoon asintió mientras era llevado a la cocina del brazo de Hongbin. Era una suerte que el menor entendiera sus sentimientos, a veces contradictorios. En cierto modo no estaría haciendo todo aquello de no ser por el menor y por primera vez en mucho tiempo se alegraba de tenerlo para siempre a su lado.

Esa misma tarde, y para sorpresa de Hongbin, la limpieza del hogar comenzó. Ambos empezaron por las zonas comunes, la cocina, el comedor, la entrada... Y, aunque no pareciera mucho, el nuevo aire que se respiraba con esos lugares nuevamente limpios era como mínimo reconfortante.

Conforme los días pasaban Hongbin y él se adentraban en diferentes salas y sacaban de ellas lo inservible y lo sustituían por un recambio nuevo. El mayor parecía estar llevándolo bien, pero nada dura eternamente.

Fue al tercer día, cuando llegaron al estudio, que Taekwoon se puso especialmente nervioso.

- Si quieres podemos escoger la terraza o la habitación de invitados en su lugar. - dijo Hongbin intentando no presionarle por si no se encontraba preparado.

- No es eso, entro a esta sala con bastante frecuencia. - respondió mientras empezaba a girar el pomo.

Desde un par de días atrás el mayor había querido preguntarle si recordaba haberse encontrado una noche con él hacía años, pero no había encontrado el momento oportuno aún. Hongbin podría recordar su rostro sin heridas y entonces compararle por cómo era antes.

Pero la verdadera razón era que, aquel estudio era muy importante para el mayor. En el había pasado la mayoría de su niñez y, parte de su encierro en la casa, mostrarle a alguien tantas cosas que le importaban le parecía poco menos que desnudarle su alma.

- Recuerda que si no quienes hacerlo puedes echarte atrás en cualquier momento y lo respetaré. - le comentó el menor acariciándole la espalda.

Se había vuelto normal que Hongbin le tocara, abrazara y sonriera, tanto que a Taekwoon empezaban a surgirle esperanzas con respecto a un cambio en su relación. Aunque rápidamente las acallaba, repitiéndose lo poco que merecía a Hongbin.

El mayor pensó seriamente en las palabras del otro y tras retirar su mano lentamente de la puerta bajó la cabeza, avergonzado. 

- No es que no quiera, pero este lugar es muy personal. - explicó bajando la voz -. No sabría cómo decírtelo.

- Es especial para ti. - dijo entonces Hongbin.

- En otro momento te lo enseñaré, lo prometo. - se apresuró a decir.

El menor se rió débilmente y asintió con la cabeza para luego pasarle una mano sobre el hombro.

- ¿Qué te parece dejar la limpieza por hoy? - preguntó Hongbin -. Podríamos ver una película en el salón o dar un paseo por el jardín.

Taekwoon sonrió conforme, estaría bien dejar a un lado un tiempo los productos de limpieza. Estaban discutiendo acerca de que película ver mientras bajaban el primer  tramo de escaleras. Pero cuando llegaron al pequeño descanso a mitad de estas, advirtieron una presencia inesperada al pié de los últimos escalones, que les sorprendió a ambos.

- Wonsik...- murmuró el mayor antes de esconderse tras Hongbin para ocultar su rostro descubierto.

Y aquello no pasó desapercibido por el menor.

- Vaya, esto está muy cambiado. - dijo en invitado mientras daba unos cortos pasos observando a su alrededor.

- Buenas tardes señor Kim, no sabíamos que vendría hoy. - saludó cortamente Hongbin mientras se aseguraba de no inclinarse ante él para no descubrir la cara de Taekwoon.

- He venido sin avisar porque no se trata de una visita de trabajo, más bien algo diferente. - declaró con una sonrisa -. Voy a organizar una fiesta para la empresa la semana que viene.

Hongbin le observó mientras el hombre sacaba una pequeña tarjeta de invitación y la dejaba junto al aparador de la entrada. Había algo extraño en todo aquello, ¿por qué iba a invitar a Taekwoon si sabía de sobra que no salía de casa?

- La organizo todos los años y pero mi primo nunca asiste. - explicó con tono triste -. Pero esperaba que al menos tú, Hongbin, pudieras asistir.

Al menor se le heló la sangre y sintió todas las miradas puestas sobre él. Era una completa estupidez invitarle, se suponía que era una fiesta de empresa y él no pertenecía a ella.

- Lo siento me temo que no podré ir. - dijo asegurándose de declinar amablemente la invitación.

- Ah...ya veo. - murmuró en voz alta Wonsik -. Trabajas a jornada completa para Taekwoon, no puedes asistir por él.

- ¿Qué? No es... - dijo intentando desmentir aquella falsa acusación.

Pero entonces otra voz a su espalda sonó, fuerte y segura.

- Hongbin irá a tú estúpida fiesta. - dijo de pronto Taekwoon.

El menor quiso volverse y mirar al mayor para saber que se proponía con todo aquello, pero consiguió reprimir el impulso.

- Estupendo, entonces enviaré un coche a recogerle...

- No hace falta.- bramó de pronto Taekwoon, impidiéndole acabar de hablar -. Yo también asistiré, así que iremos juntos.

Hongbin de pronto se sintió inquieto, pero no por él. Taekwoon acababa de ofrecer exponerse frente a una gran cantidad de desconocidos sin motivo aparente.

- No hace falta que lo haga, no quiero ir de todos modos. - intentó susurrarle girándose levemente hacia él.

- Pero yo si quiero, y no seré capaz de hacerlo sin ti. - explicó el mayor también en voz baja.

Aquello si que no se lo esperaba Hongbin. Nunca había oído que Taekwoon hubiera salido de la casa en ocho años, y lo último que hubiera imaginado era que la primera vez que lo hiciera sería para asistir a una fiesta.

- Entonces, ¿serás el acompañante de mi primo? - preguntó Wonsik igual de sorprendido que el menor.

Hongbin tragó saliva mientras escondía sus manos a su espalda y se volvía frente a él. Era un error, lo sabía y no presagiaba nada bueno de ello, pero si seguía allí era por el mayor.

- Sí. -afirmó con más seguridad de la que realmente sentía -. Allí nos veremos.


8 comentarios:

  1. Que pena que sea uno de los últimos capítulos,con lo que adoro esta historia. Voto por el epilogo 😍🙋
    Temo por Taek, se esta arriesgando bastante, pero con Hongbin a su lado creo que no la pasara tan mal (?) en besa fiesta. :c gracias por el capitulo 💓 lo amee. Hasta el siguiente. 😘

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    1. Creo que ya has descubrido que día de la semana publico...xD En realidad ya lo estoy alargando demasiado, al principio sólo eran cinco.

      Gracias a ti, aprecio todos y cada uno de tus comentarios. Siempre me sacas una gran sonrisa y animas a que la historia siga. Ya nos veremos en el próximo, quizá con un regalo especial (?).

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  2. Oh mi dios !!! Cada capítulo es interesante última !!!! Por eso me pregunto qué va a pasar esta noche? !!! Espero que finalmente se besan !!!!
    Es lamentable que un rápido fin (((


    Sí epílogo !!! Sí sí sí!

    Gracias !!!!!

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    1. Jajajjaja intentaré que su relación avance en el siguiente capítulo ^^. No te preocupes, quedarás satisfecha.

      A mí también me cuesta despedirme de ella, así que haré una cosa especial como recompensa. Ya lo verás \o/

      Gracias de nuevo por comentar, es un placer ver todos y cada uno de tus comentarios. <3

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  3. Porqué tan de repente se terminará, me encanta 💜, espero no le pase nada a Taek por asistir, aunque ira Hongbin para protegerlo. Me da curiosidad saber por que Leo confundia a Hongbin con una niña jaja, aunque es inevitable en cierto punto. Muchas gracias por la actualizacion aunque se avecina en final, me ha gustado su trama y por supuesto me agradaria el epílogo. Saludos 😄

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    1. Lo sé, soy malísima por acabarlo pero ya ha dejado de ser un mini-serial jajajaj. La confusión de Leo era por el camisón, pelo largo y cara hermosa (?).

      Estupendo, estaré preparando un regalo especial, además del epílogo. Muchisisisímas gracias por volver a comentar siempre, eres un encanto >///<.

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  4. Respuestas
    1. Estoy escribiéndolo, he decidido que cuando lo termine empezaré a publicarlo de nuevo. No te preocupes no tardaré mucho más ^^. Gracias por esperar a pesar de todo <3

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