jueves, 16 de marzo de 2017

(Leobin) Le beau et la bête -Mini Serial- Capítulo 5


          Nota: ¡Siguiente capítulo! Espero que lo disfrutéis.


          Era hermoso. Incluso el ser más crítico y ególatra del mundo podría darse cuenta de que Hongbin era un regalo para los ojos. Taekwoon podía observarle desde la ventana de su habitación cada tarde cuando el otro salía al jardín, se deleitaba con su figura hasta que las luces del ocaso bañaban su blanca piel y el menor decidía volver al interior de la casa.

          Pero con el paso de las semanas Hongbin había empezado a pasar menos tiempo en el exterior, y ya a penas salía de su cuarto. A veces Taekwoon se acercaba hasta la escalera principal y se sentaba sobre los escalones para poder oír su dulce voz que emanaba de la cocina llena de risas en medio de una divertida charla con el cocinero.

          El mayor sabía que Hongbin no quería estar allí, nadie querría trabajar para él si pudiera evitarlo. Pero, al parecer, la familia Lee pasaba por dificultades económicas y este se había sacrificado por ellos. De modo que Taekwoon se preguntaba cómo de mala debía de ser su situación financiera.

          No empezaron de la mejor manera, y el mayor ahora se arrepentía de ello. Tras despedir a su padre había intentado asustar a Hongbin, pero este no se rindió y de alguna forma eso le pareció interesante. 

          Era cierto que necesitaba a alguien en la casa, puesto que el señor Park ya era muy mayor para ir y venir todos los días. Pero no imaginó que acabaría por contratar a un jovenzuelo sin experiencia y demasiado atractivo. Se estaba convirtiendo en un viejo verde y ni siquiera había cumplido los treinta y cinco años.

          Taekwoon había creído que podría contentarse con ver al menor desde la distancia, y soñar con que algún día aquella brillante sonrisa que siempre esbozaba a otros fuera dirigida a él. Pero todo se torció por culpa de Wonsik, el odio y temor que habían nacido en su corazón al verlos juntos cegó su buena intención.

          Esa tarde pudo ver perfectamente el pánico y terror en su mirada, cuando intentó acercarse a él. Comprendió que se había construido un castillo de ideas y esperanzas que él mismo se había encargado de derrumbar como si fuera arena. Había perdido su oportunidad de acercarse a él, y este siempre le tendría miedo.

          Pero, pocas horas después, algo maravilloso ocurrió, Hongbin mostró que estaba preocupado por él a pesar de todo. Incluso le llevó la cena que no había pedido para que no pasara hambre. Taekwoon no quería permitirse sentir nada por el menor, pero una agradable sensación inundó su pecho y una pequeña llama de felicidad se encendió dentro de este.

          No pudo evitar caminar hasta el estudio esa misma noche y encerrarse dentro. Siempre lo hacía cuando estaba de buen humor o necesitaba un momento para relajarse. Y, en esos momentos, precisaba de ambas cosas. 

          Durante años se había encerrado en la vieja casa de campo con un único propósito y ese chico estaba echando por tierra todo su trabajo. No quería volver a perseguir quimeras y acabar cómo hacía ocho años, ya había aprendido la lección. 

          Así que para los próximos días decidió dejar al menor en paz y centrarse completamente en su trabajo. Pero no podía evitar reprimir con rabia un quejido cuando Wonsik venía a visitarle y perseguía a Hongbin por toda la casa. El menor solía rehuir de su compañía pero su primo no se daba por vencido.

          Al menos aprendió a seguir una rutina y hacerse a la idea de que el menor y él no tendrían ninguna oportunidad juntos. Poco a poco logró olvidarse de lo había empezado a sentir, o por lo menos creyó haberlo hecho hasta que el menor volvió inesperadamente en una tarde de tormenta a su puerta.

          El mayor sacudió la cabeza intentando no volver a rememorar ese momento. Era demasiado doloroso para él, volver a pisar el suelo de esa habitación... Todo fue de mal a peor, Hongbin le acabó viendo el rostro, luego le gritó y este huyó asustado, pero lo peor fue verse reflejado en aquel tocador.

          No pudo evitar echarse a llorar en silencio, tremendamente desolado. Iba a salir corriendo de aquella estancia pero entonces finalmente consiguió escuchar aquel débil piar. Y tras debatirse durante unos instantes acabó acercándose hasta una de las puertas de cristal que daban al balcón.

          Era cierto, allí había un pájaro y junto a él su nido destrozado. Quiso que aquello no le importase, de verdad que sí, pero el peso de su conciencia le impidió abandonar al pobre animal a su suerte. Abrió la puerta justo cuando un trueno anunciaba el regreso de la tormenta y se apremió para recoger al ave y ponerse a cubierto cuanto antes.

          Cuando cerró la puerta tras él y volvió a estar en la triste habitación principal sus ojos volvieron a vagar por el lugar, y esta vez se posaron sobre un fino y pequeño cuaderno que había sobre una de las mesitas de madera. Sabía a quién pertenecía y el solo recordarla le producía escalofríos.

          Se acercó a ella y pasó un dedo ligeramente sobre su superficie quitándole el polvo que había acumulado. Sobre su mano izquierda el pájaro había empezado a revolotear y necesitaba ponerlo en algún lugar seguro. Entonces volvió a mirar al librito y, a pesar de saber que luego se arrepentiría, lo cogió y llevó con él a su cuarto. Al igual que aquella estúpida ave.


~*~*~*~*~*~


          Todo puede cambiar en un sólo día. 

          Si le hubieron dicho eso a Taekwoon hacía un par de horas él hubiera respondido que sí, triste y desalentado. Pero ahora, acostado en su cama admirando aquella rosa blanca, habría adoptado un significado completamente diferente para el mayor.

          Ni el mismo se creía todo lo que había ocurrido, parecía un extraño sueño. Pero ahí estaba la rosa blanca, esa que Hongbin le dejó la primera noche que se conocieron, que le recordaba que era verdad. El menor se había colado en su vida y le estaba cambiando, incluso a pesar de poner distancia no había podido evitar caer rendido por él.

          La tormenta había parado y el silencio volvía a reinar en la casa, bueno salvo por el piar del tonto pájaro que tenía sobre su escritorio. Se irguió para observarlo y vio que se había acurrucado junto a su máscara.

          Estupendo.

          Pero aquello no le importó realmente, no tardaría en deshacerse del animal lo más pronto posible y una noche en su compañía no le mataría. Se volvió a recostar y cerró los ojos recordando como Hongbin había cuidado de su herida y había cenado junto a él. Recordaría esa noche durante mucho tiempo, sino eternamente.

          Pero a la mañana siguiente el miedo acudió a él nada más despertar. Sí, había decidido acercarse más a Hongbin, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo.

          ¿Lo llamo? ¿Bajo yo? ¿Estará ya despierto?

          Pronto las preguntas se agolparon en su cabeza y se sintió tonto por no saber cómo responder. Para él su relación había cambiado, pero podría ser que Hongbin volviera a sentirse incómodo en su presencia. No podía dejar de recordarse que el menor la había visto el rostro y había salido despavorido, aunque no podía reprochárselo otros muchos ya lo habían hecho antes.

          Estuvo dando vueltas sin parar por toda la habitación hasta que el final logró armarse de valor y bajar hasta la cocina, que estaba completamente vacía. Suspiró aliviado agradecido de tener un poco más de tiempo para calmarse, y aprovechando que estaba ahí se acercó hasta la ventana rota para examinar la gravedad del desastre. No contó con que al otro lado había alguien haciendo prácticamente lo mismo.

          - Señor Jung. - dijo de repente Hongbin al ver a Taekwoon asomarse por la ventana.

          El menor estaba bajo esta, arreglando el rosal de rosas blancas que había sufrido la furia de un intruso ansioso por alcanzar la ventana. Tenía el pelo revuelto y las mejillas ligeramente coloradas por el frío de la mañana pero parecía recuperado del sobresalto del día anterior. Eso le alegró.

          - Buenos días, estaba a punto de entrar para empezar a preparar el desayuno. - continuó este recogiendo varias rosas aplastadas o con el tallo roto. 

          Taekwoon torció el rostro con desagrado al comprobar el desastre, y Hongbin pudo averiguar lo que pasaba por la mente del mayor solo con ver como observaba con ojos tristes el rosal. Aunque temía por un arranque de furia teniendo en cuenta su historial con las rosas.

          - No se preocupe, solo unas pocas han sufrido. - dijo intentando tranquilizarle -. Las demás están sanas y salvas. 

          El mayor asintió y luego desapareció de la ventana, así que Hongbin no tardó en correr y meterse en la cocina para vigilarlo. Pero se sorprendió al encontrarle sentado en la pequeña mesa de la esquina bastante tranquilo.

          - Esta mañana se ha levantado temprano, siento no haber estado atento al intercomunicador. - se disculpó Hongbin mientras iba al fregadero a lavarse las manos -. Si quiere puedo volver a su habitación yo le subiré el desayuno.

          Pero justo en ese instante Taekwoon negó con la cabeza y carraspeó un poco intentando aclararse la garganta.

          - No, - dijo este con autoridad pero dio cuenta de que lo había dicho con una voz demasiado seria y volvió a carraspear - me gustaría hacerlo aquí si no te importa.

          Notó al menor bastante sorprendido y se preguntó si no había sido demasiado brusco. Quizá debería haber empezado más despacio, o este en verdad solo fue amable con él la noche anterior por que le había salvado y ahora no quería tenerlo cerca.

          - Para nada. - respondió al final Hongbin, cuando logró recuperarse del asombro -. Esta es su casa, puede desayunar donde le apetezca.

          Notaba a Taekwoon muy raro. Había oído por boca del cocinero que era un hombre de costumbres y desde hacía años nunca había bajado a desayunar. Además, no hacía más que esquivar su mirada cuando estas coincidían.

          Se atrevería a decir que el aterrador, dominante y frío señor Jung había desaparecido como una cortina de humo, esfumándose de golpe y dejando al descubierto un desconocido y tímido Taekwoon.

          - Por cierto, - dijo el mayor mientras Hongbin preparaba el café - buenos días. Se me había olvidado saludarte.

          El menor no pudo evitar girarse y observar con los ojos bien abiertos a su jefe, pero rápidamente intentó ocultar su estupefacción.

          - Gra-gracias...

          Taekwoon no podía saber si aquello realmente le había gustado a Hongbin, ya que tan pronto como se giró a mirarlo, volvió a darle la espalda y seguir cocinando. Pero intentó pensar que estaba siendo sincero.

          - Esta tarde vendrá Wonsik. - anunció el mayor tras un tiempo en silencio.

          - Oh, está bien. - dijo Hongbin consciente de lo que aquello significaba.

          - Esta vez no quiero que le ignores, - solicitó Taekwoon - será mejor que hables un poco con él o pensará que te he obligado a que le rehúyas.

          Hongbin estuvo tentado de volverse y comprobar si aquello realmente era una broma. Pero se reprimió a tiempo y asintió obediente con la cabeza a pesar de no saber que se tramaba el mayor entre manos.

          - ¿Alguna cosa más? – preguntó mientras ponía las tostadas a calentar y se giraba para observarle. 

          - No, eso es todo. – dijo Taekwoon con cierto tono de burla en la voz y esta vez Hongbin pudo apreciar que este en verdad sí que estaba divirtiéndose con él

          - Muy bien, entonces hablaré tanto que el mismo señor Kim querrá alejarse de mí.

          Los ojos del señor Jung brillaron con malicia e incluso pudo ver como se removía sobre su asiento inquieto. Al parecer le gustaban ese tipo de cosas.

          - ¿En serio? – preguntó emocionado con la idea - ¿Podrías hacer eso?

          Hongbin no pudo evitar soltar una sonrisa incrédula. Y Taekwoon notó como su corazón empezaba a latir muy rápidamente. Le había sonreído.

          - Sí, claro. – respondió el menor.

          Ese desayuno fue el más delicioso que Taekwoon probó jamás. Hongbin y él hablaron calmadamente sobre muchas cosas: flores, música… Nunca se había divertido tanto con nadie, incluso con Hakyeon.

          Pero aquello terminó en poco más de media hora y Taekwoon pensó que le había sabido a poco.

          - Hongbin, sí que puedes hacer algo más por mí. – dijo cuándo el otro abandonó su silla para limpiar los trastos.

          El menor se le quedó mirando un instante y luego le preguntó con la mirada de qué se trataba y el mayor con voz tímida continuó hablando.

          - ¿Esta tarde me harías el favor de acompañarme en una partida de ajedrez en la galería?

6 comentarios:

  1. Siempre espero con ansias este fic. Debo decir que supera mis expectativas. Me encanto!!!!!! Este capítulo ha sido el mas tierno hasta el momento 💓 esperare el siguiente!!

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    1. Ay, muchas gracias Mila >///<. Me aseguraré de ponerte muchos más momentos románticos en adelante.

      Gracias por comentar siempre y seguir tan de cerca la historia. <3

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  2. En serio, tu manera de escribir me encanta, me gusta esta historia y comons Eva desarrollando, lo espero con ansias cada semana, mil gracias por actualizar ❤💞

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    1. Ohohoho... Ya me estás sacando los colores. Aún me queda muuucho para escribir cómo esta historia se merece, pero mientras intentaré seguir mejorando.

      ¿Cada semana? Wahh... Eres demasiado buena para mi, ¡No te merezco!

      Es broma ^^. Gracias por ser taaan fiel y por comentar, de verdad.

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  3. Hola !!! Yo también, siempre estoy mirando adelante a este fic !!! Autor Gracias !!!!
    Me encanta sus héroes !!!
    Se está a la espera de que se besen! Creo que esta vez será la más suave en toda la historia))) Autor fighting!!!

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    1. Me alegra que siempre estés pendiente de cada actualización y que a cada una comentes. Es un honor recibir tantos, y tan buenos cumplidos ^^.

      ¿Qué se besen? Bueno, ya lo verás en el próximo capítulo. Muchas gracias por tu apoyo <3

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