domingo, 15 de enero de 2017

(TaoKai) Triwizard Tournament -Serial- Capítulo 12


        Notas: Aunque están todavía en pleno Torneo de los Tres magos, JongIn comienza a pensar que debería aclarar sus sentimientos por ZiTao antes de que todo avance un poco más y se queden sin tiempo.


        Cuando TaeMin entró en el camarote que compartía no esperaba encontrarse allí a JongIn, tumbado sobre su cama, con un montón de envoltorios de bombones de chocolate rodeando su cuerpo. Por este motivo, el chico se quedó en el umbral de la puerta, sin saber si entrar o no a aquel lugar que parecía bastante sombrío.

        —¿JongIn…? —preguntó.

        —Hum… —le llegó cómo respuesta. Aquello evidenciaba que lo mejor que podía hacer era dejarlo solo, TaeMin lo sabía después de haber convivido durante tantos años con él, así que eso fue lo que hizo.

        —Me voy a ir a dar un paseo, ¿vale? —dijo, saliendo de la habitación, dejando allí a su amigo.

        JongIn llevaba de aquella forma desde que ZiTao lo había dejado en el barco unas horas atrás. Se había comido todos los bombones que su madre le había enviado por San Valentín mientras que le daba vueltas una y otra vez a lo que había pasado entre ellos en la habitación del mayor. El chico se había preguntado en todo aquel tiempo qué era lo que estaba sintiendo por ZiTao, porque no lo tenía para nada claro y eso era algo que no podía ser, debía asegurarse de qué era lo que sentía por él.

        Si no recordaba mal, haber bebido alcohol esa noche le había pasado factura, el día del baile de Navidad le había dicho al chico de Durmstrang algo como que le gustaba y lo había besado repentinamente, después ZiTao le había devuelto el beso y desde entonces, besarse cada vez que se veían y estaban a solas se había vuelto una costumbre. JongIn sentía escalofríos de placer cada vez que el otro lo tocaba y cuando lo besaba se sentía como si hubiera alcanzado el paraíso. Eso más o menos significaba que él sentía algo por ZiTao, a pesar de que fueran rivales, pero como no podía meterse en la cabeza del otro ni utilizar un veritaserum con él para averiguarlo, no podía saber si era correspondido o si el representante de Durmstrang solo estaba pasando el rato con él porque le parecía mono.

        JongIn suspiró y luego se estiró sobre la cama porque se le habían quedado los músculos agarrotados de estar en la misma posición durante horas. Había tomado una decisión. Le preguntaría a ZiTao, la próxima vez que lo viera, qué era lo que sentía por él para así poder estar seguro de que lo que ambos estaban haciendo era lo correcto o no.


★★★


        El mes de febrero estaba llegando a su fin, y con este, el intenso frío del norte de Europa. Seguía haciendo un poco de fresco porque en aquellas latitudes el calor del sol era algo que no se conocía, pero los alumnos de Hogwarts y Beauxbatons ya no tenían que ir tan abrigados como solían para no congelarse y eso era algo bueno para ellos. También, la temporada de nevadas había finalizado, así que el verde volvía a tomar posesión del paisaje de una forma más clara y durante mucho más tiempo, ya que durante los anteriores meses solo había habido algunos días en los que después de que la nieve se derritiera, se viera la hierba antes de volver a ser tapada por otra capa de blanco.

        JongIn caminaba junto a TaeMin, JunMyeon y Wendy por los alrededores del Instituto Durmstrang, aprovechando que aquella clara mañana la directora McGonagall no podía darles lecciones porque había tenido que viajar a Hogwarts para arreglar unos asuntos, según les había contado el día anterior. El chico les había propuesto aquello para que salieran a disfrutar del aire libre y también porque quería despejarse un poco.

        Llevaba dos semanas intentando contactar con ZiTao, dos semanas de lo más improductivas porque el chico apenas paraba en el comedor unos minutos y luego se iba corriendo del lugar. JongIn solo había podido hablar, y durante solo unos segundos, con el chico del pelo plateado —del que ahora sabía que se llamaba Kris— para preguntarle si podía hablar con ZiTao y este le había respondido un seco: “ZiTao está muy ocupado con las clases y los trabajos, este es su último año y tiene que darlo todo. Cuando acabe de estar tan agobiado te buscará”.

        Por este motivo había propuesto que salieran un rato para dar una vuelta y divertirse, para no pensar demasiado en aquello. Si hubieran estado en Hogwarts, les habría propuesto bajar a Hogsmeade, pero estando en Durmstrang no podían ir a ningún sitio.

        —¿Te ocurre algo? —le preguntó TaeMin, cuando ambos se quedaron un poco atrás para darles algo de espacio a la pareja y que hicieran “cosas de parejas”. El chico negó en un primer momento, pero ante la intensa mirada de su amigo, finalmente tuvo que ceder y le contó por encima lo que le pasaba con ZiTao—. Pero no os habéis acostado, ¿verdad? —le cuestionó, después de escuchar la historia.

        —No, solo nos hemos besado —respondió—. Lo más lejos que hemos llegado ha sido lo que te acabo de contar, así que no.

        —Vale… —murmuró TaeMin y luego se quedó en silencio durante unos momentos, como si estuviera meditando aquello—. Le quieres preguntar qué es lo que siente por ti, pero últimamente apenas lo has visto… —JongIn asintió—. Lo único que puedes hacer es esperar hasta que acabe de estar tan ocupado y entonces le podrás preguntar.

        —TaeMin, solo vamos a estar aquí hasta mayo —comentó—, no nos queda mucho tiempo.

        —Lo sé, pero no te agobies, ¿vale? —su amigo le pasó el brazo por su hombro y lo atrajo hacia su cuerpo—. Piensa en otras cosas, como que la tercera prueba del Torneo será espectacular y tendrás que prepárate para ella o en comprarte alguna lechuza mensajera en vez de utilizar a mi NaEun y cosas así.

        —Está bien… —murmuró JongIn—, pero reconoce que NaEun me quiere más a mí que a ti.

        —Eso nunca —rio TaeMin.

        Después de pasar todo el día fuera del barco por los alrededores del Instituto Durmstrang, los cuatro regresaron, tras cenar en el castillo, a sus respectivos camarotes. Cuando JongIn y TaeMin entraron al suyo, descubrieron que NaEun había regresado, trayendo una respuesta a la carta que JongIn le había enviado a sus padres algunos días antes. Con rapidez, fue hasta la lechuza y la mimó un poco antes de retirar la carta de su pico para comenzar a leerla.


        Querido NiNi,

        Después de pensarlo mucho, y tras convencer a tu madre de que los polvos flu son un medio seguro de transporte, hemos decidido que iremos a verte a Durmstrang el día de la tercera prueba. Mucha suerte, hijo.

Te quieren, mamá y papá


        —Lee TaeMin —dijo el chico nada más acabar de leer la carta, alzando su cabeza y mirando a su amigo con los ojos brillantes por la emoción.

        —¿Qué pasa? —cuestionó este.

        —¡Mis padres van a venir a verme! —gritó, lanzando la hoja de papel por cualquier lugar y saltando encima de TaeMin, dándole absolutamente igual que ambos acabaran en el suelo de madera del camarote que compartían por el impulso.


★★★


        —Muy bien, aquí estoy —dijo JongIn, sentándose en una de las mesas del comedor, a media tarde, justo al lado de SeulGi—. ¿Qué era lo que querías que hiciera? —cuestionó.

        La chica le sonrió y le instó a que se acercara a ella para susurrarle al oído. Estaban prácticamente solos en aquel lugar, solo había unos cuantos más de alumnos por ahí desperdigados, así que no entendía el por qué debía acercarse, pero SeulGi tiró de su brazo para que lo hiciera al ver su indecisión.

        —Hoy comienza la misión “juntar a nuestros dos mejores amigos” —le susurró—. TaeMin y Sulli se gustan, pero ninguno de los dos da el paso, así que aquí estamos los dos para darles un empujoncito a ambos —ella sonrió y se separó de él.

        —TaeMin no es un buen tío, aviso —comentó, haciendo que SeulGi frunciera el ceño—. Quiero decir, le gustan mucho las mujeres… todas las mujeres… y si está con Sulli y pasa otra por su lado que le guste más la dejará y se irá con ella.

        —Se le ve cara de ese tipo de chico —dijo ella—, pero a Sulli le gusta muchísimo y ella no es de esas personas que dejan escapar a alguien que le guste… lo único que la retiene es que después de que acabe este curso no se van a volver a ver más porque cada uno está en un colegio distinto.

        —Bueno… a ti eso no te frenó para decirme… —SeulGi le tapó la boca con su mano para que no siguiera diciendo nada sobre eso—. Vale, me callo.

        —Bien —la chica suspiró—. Solo debemos crear una situación en la que ellos dos se tengan que quedar solos y en la que acaben liándose.

        —¿Qué propones?

        —Ven aquí.

        Y esta vez, el chico se inclinó contra ella sin dudarlo para que ella le contara el gran plan que se le había ocurrido para que sus dos amigos terminasen juntos, aunque solo pudieran estarlo durante algunos meses. 


★★★


        Era una mañana tranquila de principios de marzo para todo el mundo. Las conversaciones entre los alumnos de las tres escuelas de Magia más importantes de Europa —había más, pero aquellas tres eran las que más prestigio tenían y de las que los magos salían con mayor preparación—, llenaban el comedor a primera hora mientras desayunaban aquellos suculentos manjares que siempre aparecían ante ellos. Para JongIn era una mañana como cualquier otra, ya que para la tercera prueba todavía quedaban cerca de dos meses y no tenía ninguna preocupación. Sin embargo, cuando Wendy llegó hasta la mesa, sujetando una revista y con el rostro ceniciento, JongIn supo que algo iba realmente mal.

        —¿Qué ha pasado? —le preguntó el chico, pero ella no pudo contestarle, simplemente le tendió la revista para que lo viera con sus propios ojos.

        En la portada, bajo el titular “Cazados in fraganti”, se podía ver una foto de él con ZiTao, en la que se daban un beso en los labios, al amparo del barco.

        JongIn abrió los ojos como platos y miró a Wendy, quien se mordía el labio inferior, después, buscó con su mirada a ZiTao en el comedor, hallándolo en la otra punta de este, desayunando tranquilamente, sin saber que habían sido cazados por el reportero Byun BaekHyun. Con rapidez, el chico se levantó de la mesa y fue hacia el lugar en el que el otro se encontraba. Tenía que hablar con él antes de que la revista llegara a manos de alguien más y comenzaran los rumores. Llegó sin aliento a su mesa y le tocó el hombro para que el chico se diera la vuelta. ZiTao lo miró, sorprendiéndose al verlo allí y de aquella forma. El chico abrió su boca para hablar, pero antes de que pudiera decir nada, JongIn lo calló con sus palabras.

        —Tenemos que hablar de algo muy importante en este momento —dijo.

        —¿No podría esperar? —preguntó el chico, pero JongIn negó y le enseñó la revista, solo para que él la pudiera ver.

        —¿Te parece que esto puede esperar? —cuestionó en un susurro. Cuando ZiTao leyó el titular y vio la foto de portada sus ojos se abrieron de par en par y durante unos eternos segundos no dijo ni hizo nada.

        —Conozco un sitio tranquilo en el que poder hablar —murmuró, levantándose y tomando del brazo a JongIn para guiarlo por el castillo.

        Cuando ambos estaban saliendo casi del comedor, el chico de Hogwarts pudo ver cómo en algunas mesas había ejemplares de Corazón de Bruja y cómo la gente estaba ya comentando la portada. JongIn sentía que su corazón se le iba a salir por la boca y no era por excitación, sino por miedo. Caminaron por los pasillos de piedra del Instituto Durmstrang, por algunos corredores que JongIn no recordaba haber pisado nunca, escondiéndose de todas las personas con las que se cruzaban hasta que se detuvieron frente a una pared lisa. Durante unos segundos, JongIn no supo qué hacían allí, mirando aquella pared, pero después, en esta comenzó a aparecer una puerta y al chico le recordó a algo de lo que le había hablado TaeMin que también existía en Hogwarts. Cuando la puerta terminó de formarse, ZiTao dio un paso adelante y esta se abrió. Ambos entraron a la sala que había salido de la nada y tras ellos, la puerta se cerró.

        —Lumus —murmuró el chico de Durmstrang y la punta de su varita se iluminó—. Aquí podemos hablar sin temor a nada —dijo, mirando fijamente a JongIn.

        —Nos han descubierto, ¿qué hacemos? —preguntó el chico, alzando de nuevo la revista para que el otro no perdiera de vista el tema tan importante que debían solucionar—. Es algo bastante gordo —siguió, viendo que el otro no contestaba nada—, los artículos que habían sacado antes no tenían ninguna base más que algunas fotos en las que se nos veía hablando, aquí nos besamos —señaló—. Da igual lo avanzados que estemos en muchas materias, la homosexualidad sigue sin estar bien vista, así que…

        —Sé que no está bien visto —lo cortó ZiTao—. Por eso mismo no te he besado cada vez que tenía ganas de hacerlo, por eso siempre lo hacía cuando me aseguraba de que no había absolutamente nadie a nuestro alrededor.

        —No había nadie —murmuró JongIn—. No había nadie allí —ZiTao suspiró.

        —Solo tenemos dos opciones y ninguna de ellas me hace especial gracia —respondió—. Confirmarlo y que no nos dejen tranquilos ni un segundo o decir que es un montaje —el chico tomó la revista—. No se nos ven bien las caras porque están en sombras, en una foto como esta solo nos podemos reconocer nosotros y las pocas personas que nos conozcan lo suficiente como para reconocernos incluso por una mísera mano —ZiTao se acercó a él y lo tomó por las manos—. No me gusta ninguna de las opciones, pero hay que decidir.

        —A mí tampoco me gustan —reconoció JongIn, mirándolo a los ojos. En las anteriores semanas solo había estado pensando en que quería preguntarle a ZiTao lo que sentía por él, si sentía lo mismo que él, nunca se le había pasado que pudieran verse envueltos en aquella situación—. ZiTao… ¿qué sientes por mí? —la expresión del rostro del otro chico fue de sorpresa.

        —¿Por qué preguntas esto ahora? —cuestionó.

        —Solo quiero saberlo antes de tomar una decisión —contestó. El campeón de Durmstrang tomó sus labios con suavidad y JongIn respondió el dulce beso.

        —Creo que lo sabes —respondió contra sus labios aun—. Y creo que también sabes qué es lo que debemos hacer.

        —¿Decir que es un montaje y no encontrarnos nunca más? —murmuró JongIn y ZiTao asintió, besando sus labios de nuevo—. No quiero.

        —No tenemos más opción… —dijo contra su boca—. Nunca tuvimos otra opción… 


★★★


        Después de la salida del artículo, ambos chicos se afanaron en negar la evidencia, en intentar demostrar que aquella foto era falsa y que ninguno de los dos en aquel lugar juntos. Siempre decían lo mismo, que se llevaban bien porque el Torneo de los Tres Magos era una competición amistosa entre las tres escuelas y que también tenían una buena relación con SeHun, pero que en ningún momento había pasado a ser algo más. Igualmente dijeron que habían estado soportando y desmintiendo todo lo que se había disco sobre ellos desde principio de curso, pero que aquello ya era pasarse demasiado de la raya.

        Todos sus amigos los apoyaron con este tema para que no siguiera siendo un problema y todos y cada uno de ellos tuvieron que dar una entrevista en exclusiva a la revista Corazón de Bruja, haciendo que finalmente se calmaran los ánimos. Sin embargo, en ningún momento echaron de su trabajo a Byun BaekHyun —lo más probable es que fuera porque era el novio de la redactora jefe—, así que ninguno de ellos pudo relajarse en ningún momento.

        El mes de marzo pasó entre declaraciones y desmentidos, como si fueran los típicos famosos de tres al cuarto que solo eran famosos por sus líos amorosos. Durante todo este tiempo, los dos implicados no pudieron acercarse ni a varios metros de distancia porque cuando lo hacían, todas las miradas se volvían hacia ellos, atentas a todo lo que ocurría entre los dos.

        JongIn echaba mucho de menos al chico, echaba de menos sus besos, sus caricias, pero no podía hacer nada para poder estar a solas con él. Por este motivo, intentaba distraerse de aquello con los planes locos de SeulGi para juntar a TaeMin y Sulli —que nunca salían bien—, y con prepararse para la última de las pruebas del Torneo de los Tres Magos. Entre tardes metidas entre los viejos libros de la biblioteca, la mayoría de ellos escritos en un idioma desconocido para JongIn, junto a JunMyeon para conocer más sobre el Torneo de los Tres Magos; y las locuras de SeulGi, se pasó también prácticamente todo el mes de abril sin que JongIn no pudiera hacer nada para que el tiempo no avanzase tan deprisa.


★★★


        JongIn caminaba por el interior del barco en dirección a su camarote, lugar en el que había quedado con TaeMin para llevar a cabo el último plan de la chica de Beauxbatons, que no se rendía en su empeño, cuando su paso fue cortado por la imponente figura de la directora McGonagall. El chico tuvo que dar un paso atrás por la sorpresa y el susto que se llevó al verla en aquel lugar.

        —Señor Kim —lo llamó.

        —Sí, directora —dijo él.

        —Se requiere su presencia en el despacho del director de Durmstrang —el chico abrió la boca para decirle tanto como que no sabía dónde se encontraba aquel lugar, como que él no había hecho absolutamente nada malo para tener que ir allí, menos cuando si alguien tenía que regañarlo por algo, ese alguien debía ser McGonagall, pero finalmente no pudo decir nada porque la mujer volvió a hablar—. Yo lo llevaré y los demás campeones nos están esperando, así que dele brío a esas piernas —y tras decir esto, la mujer echó a andar.

        JongIn se quedó anclado en el mismo lugar durante algunos instantes, pero después sacudió su cabeza para salir de su ensimismamiento y comenzó a seguir a su directora. El “plan ultra genial 3.0 de SeulGi” tendría que esperar para ser realizado en otra ocasión. El chico recorrió la distancia que separaba el lugar en el que estaba anclado el barco hasta el castillo en tiempo récord siguiendo el ritmo de las zancadas de la mujer y luego, ya en el interior de este, prácticamente corrieron como galgos por los pasillos de piedra hasta llegar a un lugar que ZiTao no le había enseñado tampoco durante su visita guiada por el castillo —o puede que sí que lo hiciera pero que JongIn estuviera demasiado ocupado observando a su guía como para estar atento a los lugares que visitaban, aunque a las historias que le contó sí que les prestó atención—.

        La directora McGonagall llamó a la puerta del despacho antes de entrar y esta se abrió sola a los pocos segundos. La mujer miró hacia atrás e invitó con la mirada a JongIn a entrar a aquel lugar. El chico tragó saliva y luego ingresó al despacho tras su directora, mirándolo todo con curiosidad, ya que nunca había estado en el despacho de ningún director. Tan perdido estaba observando todo lo que se extendía ante él que ni siquiera se dio cuenta de que en la habitación también se encontraba ZiTao y para cuando se fijó, ya estaba colocado a su lado, frente a los directores.

        Los dos chicos se dirigieron una tímida mirada y luego fijaron su vista al frente, un poco incómodos por estar a tan pocos centímetros el uno del otro pero sin poder tocarse siquiera.

        —¿Sabéis por qué estáis aquí? —cuestionó el director de Durmstrang a los chicos y todos ellos negaron, ya que no tenían ni idea de por qué habían sido convocados a aquel lugar, los tres a la vez—. Tenemos que deciros algo muy importante sobre la última prueba del Torneo de los Tres Magos —anunció—. Así que, prestad atención.

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